REPUDIAR A ZAPATERO ES REVOLUCIONARIO
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto
en Blanco” del 22 de marzo de
2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Acaban
de cumplirse siete años desde que Zapatero ganó las dramáticas elecciones del
14 de marzo de 2004, celebradas sobre la pila de cadáveres producidas
por los todavía irresueltos y sospechosos atentados del 11 M. La llegada de
Zapatero al poder tuvo cimientos de dolor, pero el dolor y el daño que ha
generado su mandato superan a los de su origen. Librarnos de Zapatero es
revolucionario y la rebeldía frente a la injusticia que encierra la política de
Zapatero es la única postura que puede dignificar hoy a un ciudadano decente en
España. El verdadero progreso, en la España actual, exige combatir el "zapaterismo" con todas las fuerzas.
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Hay
mil razones para repudiar a Zapatero y para desear con todas las fuerzas que
desaparezca del panorama político español. La última de ellas es que su
lamentable liderazgo nos ha llevado a encabezar el vergonzoso "índice de
miseria" en Europa. Pero hay otras muchas razones, desde su insólito
"fervor" por destruir militarmente a su amigo Gadafi a haber elevado
la mentira y el engaño hasta los altares, pero la principal de ellas es que,
cargado de arrogancia y de soberbia, se niega a escuchar el clamor ciudadano
que le pide que se marche.
La rebeldía ha sido siempre el verdadero motor de la Historia y combatir al
gobierno inicuo es un derecho de índole natural, superior al de cualquier ley
redactada por el hombre. En la España actual es aplicable ese derecho a
rechazar al mal gobernante que conduce a su pueblo hacia la ruina y el
desastre. En consecuencia, combatir a Zapatero y exigirle que se marche, como
desea la inmensa mayoría de la sociedad, es un deber y un blasón para cualquier
ciudadano decente.
En un país como España, donde el mal gobierno está destruyendo la prosperidad,
degradando la sociedad y envenenando la convivencia, nada puede ser más
revolucionario y progresista que expulsar al mal gobernante del poder. Quienes
defienden la tesis inmovilista e injusta de que el que ha sido elegido tiene un
cheque en blanco ciudadano para gobernar hasta que termine su mandato,
confunden la democracia con una dictadura de partidos y de políticos
profesionales electos. El poder, en democracia, siempre está sujeto a la
confianza del administrado en su administrador y cuando esa confianza se
pierde, como ha ocurrido en España, el poder es ilegítimo e inmoral.
Las encuestas reflejan en España un rechazo a Zapatero superior al que tenían
el tunecino Ben Alí y el egipcio Mubarak antes de que
fueran depuestos por sus pueblos en rebeldía. En cualquier democracia decente
del mundo es inconcebible que un dirigente pueda mantenerse en el poder siendo
rechazado por el 80 por ciento de los ciudadanos. En España, el clamor para que
Zapatero se marche y convoque elecciones anticipadas es ya un grito
desesperado. El PSOE, el partido que sostiene a Zapatero en el gobierno,
ayudado por nacionalistas y oportunistas que venden su voto por dinero y
privilegios, está cavando su tumba política al desoir
el clamor popular que le pide el fin de este insoportable y dañino gobierno.
Las dos principales causas de las rebeliones populares en Túnez, Egipto y Libia
han sido el desempleo entre los jóvenes y la corrupción institucional, dos
males que infectan hasta la médula a la España de Zapatero. Pero los males y
daños del "zapaterismo" son muchos más:
mentiras reiteradas, promesas incumplidas, destrucción del Estado de Derecho,
desmontaje de la política social, desprotección del ciudadano, arbitrariedad en
las decisiones, desigualdad, destrucción de los valores, desempleo masivo,
avance hacia la pobreza, pérdida de confianza, amiguismo, nepotismo,
enchufismo, corrupción, despilfarro, endeudamiento atroz, arrogancia, rechazo
ciudadano al poder y una tristeza profunda que infecta ya a un pueblo que,
antes de padecer el dominio de Zapatero y sus socialistas, era alegre y sentía
orgullo de ser español.
El rechazo a Zapatero y la lucha contra sus abusos y mal gobierno es la única
tarea que dignifica hoy a la ciudadanía española y la rebeldía es la única
postura que puede servir de cimiento a una futura regeneración de España, que
debe liberarse con urgencia de todos los políticos que se parezcan a Zapatero.