EL MOVIMIENTO "DEMOCRACIA REAL YA"
Artículo de Francisco Rubiales en “Voto
en Blanco” del 19 de mayo de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Decíamos
que España era un país de cobardes, incapaces de rebelarse contra el poder
inicuo del gobierno, que ha empobrecido y degradado el país y la democracia,
pero nos ha sorprendido el nacimiento, en plena campaña electoral, de una
rebelión popular en las calles y plazas. La irrupción en las calles de esos
rebeldes del Movimiento 15 M, que, al igual que millones de españoles, afirman
no sentirse representados por la "casta" política, confirma la tesis
de que en España queda impulso digno y que existen condiciones para rebelarse
contra el poder instituido, en algunos aspectos más fundadas e indignantes,
incluso, que las que motivaron las rebeliones populares en Túnez y Egipto.
El movimiento "Democracia real ya" (o movimiento 15 M) es una
emanación del descontento ciudadano, en especial de los jóvenes, de la
frustración ante la ineptitud del gobierno, el control político de la Justicia,
la falta de trabajo, él poder desmedido y antidemocrático de los partidos
políticos tradicionales y del deseo de regeneración. Pero el movimiento es,
también, un sueño de libertad, un puñetazo en la mesa y un desafío a la casta
política que ha arruinado España. En su seno militan gente de todo tipo, desde
los demócratas a los indignados, rebeldes, frustrados, regeneracionistas, antisistemas e infiltrados enviados por los partidos de
izquierda.
Ha sido la gran sorpresa de la campaña electoral, quizás lo único exultante
para un demócrata en ese mundo repetitivo y cansino donde los partidos,
hipócritas, se colocan el disfraz de democracia y bondad. Muchos ya esperábamos
esa explosión, al igual que tememos que los partidos políticos consigan
controlar ese movimiento libre y espontáneo. De hecho, los partidos de
izquierda ya tenían planes para capitalizar el descontento de los jóvenes y los
han desplegado ahora para apropiarse vilmente de esos nobles y justos
sentimientos de protesta ciudadana, succionando sus votos y conduciendo el odio
contra el Partido Popular.
A esa sucia infiltración de la izquierda se deben muchas contradiciones
y gestos inexplicables del movimiento, que en lugar de manifestarse delante de
la Moncloa, lo haga, en Madrid, delante de la sede del gobierno regional, en la
céntrica Puerta del Sol, o que se proteste con más fuerza contra el PP que
contra el partido que realmente tiene la culpa del drama de España, que es el
PSOE.
Sin embargo, en términos objetivos y democráticos, la protesta va dirigida
contra el gobierno fracasado de Zapatero, el que ha cercenado la esperanza de
España, construyendo un presente de corrupción, desempleo y pobreza, perfilando
un futuro de decadencia, desconfianza y frustración.
El movimiento, que ha conmocionado la sociedad española con su rebeldía, es hoy
el mar revuelto donde canallas y políticos profesionales echan el anzuelo para
pescar, sobre todo una izquierda, experta en corromper movimientos populares
capitalizándolos y controlándolos, que ve con terror como los españoles quieren
vengarse de ellos en las urnas.
La derecha, asustada, estúpida e incapaz de entender un movimientos popular
espontáneo contra un sistema prostituido y fallido, mira a los jóvenes con
recelo y afirma que la mejor forma de participar en democracia es acudiendo a
las urnas, La izquierda, astuta e inmoral, pretende minarlo desde dentro y
castrarlo. Pronto intentará darle subvenciones para someterlo.
Lo que reivindica el movimiento 15 M en sus textos es lamentable. No quieren
más libertad, ni más democracia, ni más decencia, sino más Estado, más poder
público, síntoma evidente de que en el núcleo existen profesionales del
socialismo rancio, probablemente comunistas universitarios cercanos a Izquierda
Unida, que están logrando imponer sus ideas antiguas y fracasadas.
Frente a esa amalgama variopinta, donde conviven los descontentos con los
manipuladores, la gente de buena voluntad con los hipócritas, cada partido
revela la naturaleza de su alma: la derecha no comprende ese desafío y lo
rechaza, mientras que la izquierda, acostumbrada a manipular, intenta
controlarlo y castrarlo. Cualquiera de esas dos posturas son enemigas de un
auténtico movimiento de regeneración y de limpieza.
"Democracia real ya" se juega su futuro en estos días. Si se mantiene
limpia e inmune al virus letal de los partidos políticos, si su protesta se
orienta hacia la libertad, los verdaderos derechos y la democracia real, el
movimiento tendrá futuro y canalizará, probablemente, la regeneración que
España necesita, pero si sucumbe a la influencia de esos partidos lamentables,
que son los que han hundido a España, en espacial la izquierda gobernante de
Zapatero, culpable del paro y de la desesperación de los jóvenes, entonces todo
habrá sido un esperanza frustrada, un intento fallido, un fracaso más del
pueblo frente a los canallas.