EN EL BORDE
DEL ABISMO
Artículo de Francisco Rubiales
en “Voto en Blanco” del 12 de julio de 2011
Por su
interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en
este sitio web.
La falta de generosidad de un dirigente como Zapatero
y el egoísmo enfermo de un partido como el PSOE han
llevado a España hasta el borde del abismo. Sin la confianza de los mercados y
con la prima de riesgo en 370 puntos, una clara situación de no retorno, los
socialistas españoles siguen obsesionados por sus remiendos internos y en la
búsqueda de la mejor manera de mantenerse en el poder, cuando la única
emergencia es España, un país que, mientras Zapateo y el socialismo estén
gobernando, carece de viabilidad.
La negativa del PSOE a convocar elecciones anticipadas está conduciendo a ese
partido hacia una derrota memorable y a España hacia su quiebra económica. El
egoísmo de Zapatero parece no tener límites, al igual que la ceguera de un PSOE
que está demostrando que no es un partido válido para la sociedad española
porque no es capaz de anteponer el bien común y el interés general a sus
mezquinos intereses.
España, ante el abismo que se despliega a sus pies, sólo puede recurrir a la
voz del pueblo, que debe pronunciarse en las urnas para dotarse del poder que
quiera en las presentes circunstancias, que ya nada tienen que ver con las del
año 2008, cuando Zapatero fue reelegido. Entonces, la victoria socialista se
basó en planteamientos de prosperidad y en promesas que no se han cumplido. La
crisis, que el gobierno se negaba a admitir, no sólo existe sino que está
sembrando España de desempleados, pobres y gente asustada ante el presente y el
futuro. Aquel Zapatero que prometía controlar la situación y mantener los
logros sociales, ha tenido que abandonar su carrera política, rechazado por los
ciudadanos, después de que hubieran quedado al descubierto sus mentiras y
engaños.
El poder actual en España es legal, pero ilegítimo porque los ciudadanos, ante
la emergencia, tienen derecho a que las urnas se abran de nuevo, un derecho que
los socialistas, aterrorizados ante la derrota que se les avecina, le están
negando.
El gran problema del presente no es que el socialismo se hunda y obtenga menos
de 100 diputados en las próximas elecciones generales, una posibilidad cada día
más real, sino que España se hunda y que ni siquiera pueda mantener su
normalidad institucional.
La culpa de todo es del mal gobierno, de sus errores reiterados, de su obsesión
por mantenerse en el poder a pesar de que ha perdido la confianza de los
ciudadanos, de los inversores, de los emprendedores, de los mercados, de las
grandes instituciones mundiales y de toda la gente decente del mundo, que
contempla a Zapatero como la antítesis de un dirigente democrático.
España ha sido conducida por los socialistas hasta el matadero, hacia una
situación donde la economía no funciona, la gente sufre, la esperanza no
existe, las fuerzas disgregadoras se han disparado, el independentismo esta
cada día más fuerte y el prestigio de España ante el mundo está por los suelos.
Pero lo más grave es que, ante esa situación, las prioridades de ese socialismo
desgraciado que nos conduce al cadalso son su liderazgo interno, su falta de
ideas como partido, la pérdida del poder y otras mamarrachadas indignas de un
partido político que está obligado a servir a España.
La sociedad civil española, cobarde y asustada, padece parálisis y miedo
extremo ante una situación de quiebra inminente y desorden amenazante que
desconoce y que nunca esperaba. Los españoles, que hace apenas media década
eran ricos y vivían en una sociedad próspera que crecía más que cualquier otra
de Europa y la mayoría de las del mundo desarrollado,, están hoy viviendo en un
país inviable y mal gestionado por una pandilla de políticos de tercera
división, sin ideas, sin imaginación y sin capacidad de ganarse la confianza y
el respeto de su pueblo que, para colmo de males, ni siquiera tiene la decencia
de reconocer su fracaso y dejar el timón a otro equipo elegido por el pueblo
soberano.