ZAPATERO Y SU "MANUAL INSUPERABLE" PARA DESTRUIR UN PAÍS
Artículo de
Francisco Rubiales en “Voto
en Blanco” del 14 de noviembre de 2011
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
No existe en el mundo
un dirigente político que haya causado más daño a su país, en menos tiempo, que
Zapatero. Los estragos causados por Zapatero y los
despojos de la España del presente demuestran el inmenso alcance de la
"fechoría" perpetrada por el líder socialista español, el cual podría
ganar fama mundial escribiendo el manual perfecto para destruir una nación en
tiempo record, desde el poder político.
Malos ejemplos como el de Zapatero, que exhibe ante los sufridos ciudadanos
toda la arrogancia, la torpeza y el egoísmo antidemocrático de un líder
político que antepone sus intereses y los de su partido al bien común, aceleran
el estallido de la segunda y definitiva fase de la Tercera Guerra Mundial, de
la que ya se están librando los primeros combates en todo el mundo, consistente
en una rebelión de ciudadanos contra sus gobiernos. Cada día hay más ciudadanos
hartos de soportar en el poder a ineptos, corruptos y hasta a delincuentes que,
con una desfachatez sobrecogedora, empobrecen a sus países, destruyen la
convivencia, liquidan la esperanza, hipotecan el futuro, despilfarran, se
endeudan irresponsablemente y legislan una y otra vez, sin misericordia, contra
los intereses de sus respectivos pueblos.
Zapatero heredó en 2004 una España que era mundialmente admirada por su
crecimiento constante y por su vigor económico, pero en unos pocos años ha
llenado el país de desempleados, nuevos pobres y jóvenes que no encuentran
trabajo y tienen que emigrar, Zapatero, al que ya muchos españoles señalan como
el peor gobernante desde los tiempos del rey felón Fernando VII, ha apoyado al
nacionalismo más excluyente, ha alimentado la desintegración, ha endeudado al
país hasta límites graves, ha despilfarrado, ha creado un Estado corrupto y
minado por el amiguismo y la arbitrariedad política y ha acabado con la
democracia, la esperanza y la alegría.
Lo peor del "Zapaterismo" es que, a pesar
de sus estragos reales, una masa importante de españoles, fanatizada y sin
conciencia, sigue apoyándole y se manifiesta dispuesta a votarle, prolongando
así la terrible agonía que padece España bajo el mandato de ese sátrapa inepto.
El caso de Zapatero será estudiado en las escuelas de formación política,
escuelas de negocios y facultades de estudios jurídicos, políticos y administrativos
como un caso insuperable de destrucción rápida y profunda de una nación. La
demolición de España liderada por Zapatero es completa y tan profunda que
abarca no sólo las estructuras económicas, políticas y sociales del país, sino
también la vigencia de los grandes valores, la esperanza, la confianza y la fe
de los ciudadanos en la democracia y en sus dirigentes, hasta el punto de que,
probablemente, no existe en todo el conjunto de países que integran la OCDE un
país que rechace con más intensidad que España a su clase política dirigente,
un fenómeno no menos insólito si se tiene en cuenta que España era, hace apenas
una década, el país de Europa que más ilusión tenía por la democracia y el
proceso de unidad europeo.
Tras los estragos de Zapatero, España se está transformando en un país sin
esperanza, que mira desconfiado a sus dirigentes y que contempla el futuro sin
alegría, frustrado porque su masivo rechazo al dirigente inepto que les conduce
hacia la perdición no tiene consecuencias, ya que Zapatero, pese a contar con
un 80 por ciento de rechazo popular, sigue aferrado al poder, negándose a
dimitir y a convocar elecciones anticipadas, como le demanda masivamente su
pueblo.
El PSOE, lejos de reconocer los daños causados a España por Zapatero y pedir
perdón, ha cometido el grueso error de designar como candidato a su principal
cómplice, Alfredo Pérez Rubalcaba, un político oscuro que llevará al socialismo
español hasta una humillante derrota.
La sustitución de Zapatero por Rajoy será un remedio temporal y parcial porque
los estragos han sido tantos y tan profundos que lo que España necesita para
salir del foso es una profunda reforma de su política, de los partidos y de las
leyes.