POLÍTICOS ESPAÑOLES: ¿IRRESPONSABLES,
INEPTOS O SUICIDAS?
Artículo de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 10 de diciembre de 2009
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Asustados
ante el deterioro del sistema, preocupados por el profundo hundimiento de su
imagen y quizás atemorizados porque el sistema que les ha garantizado hasta
ahora poder y privilegios pueda venirse abajo, algunos políticos españoles
pretenden ahora "hacer algo" para detener el profundo deterioro de
una democracia española prostituida, en la que cada día creen menos ciudadanos.
Basta
darse una vuelta por Internet o leer la escasa prensa libre que existe para
darse cuenta que los políticos españoles han perdido el aprecio de la
ciudadanía y que su prestigio e imagen caen en barrena, lo que representa un
drama no sólo para la política española, sino, principalmente, para la para la
convivencia, la justicia, la paz y el futuro del país.
El
drama de la democracia española tiene su núcleo en que políticos y ciudadanos
ya emiten en diferente onda y se mueven en distintas dimensiones éticas. Los
políticos se han envilecido más y más rápidamente que la ciudadanía. Prácticas
habituales entre los políticos, consideradas normales por el gobierno de
Zapatero, como endeudar al país irresponsablemente, sólo para seguir gastando,
sin ni siquiera consultar al pueblo, o comprarle votos a partidos nacionalistas
para mantenerse en el poder producen rebeldía y vómitos a los ciudadanos.
Lo
que revelan las encuestas es cierto: los políticos son ya para los ciudadanos
españoles el cuarto gran problema, por delante del terrorismo. El crecimiento
del rechazo a la casta política hará que pronto sean considerados el primer
gran problema de España, por delante, incluso, del desempleo, del que ellos y su
ineptitud son los principales culpables.
Más que un movimiento sincero de regeneración, lo que los políticos pretenden
es "cambiarlo todo para que todo siga igual" mediante un superficial
pacto "contra la corrupción" que, sin duda, será inútil.
Gaspar
Llamazares, uno de los promotores, cree que ese pacto es necesario para que la
ciudadanía "recupere la confianza en las instituciones democráticas, en
las formaciones políticas y en el sistema de partidos".
Nuestra
opinión ante ese movimiento de la clase política, poco sincero y forzado, es la
siguiente:
La propuesta llega tarde, cuando la confianza de los ciudadanos en sus líderes
y en las instituciones que él llama "democráticas" ya está
irremediablemente perdida.
El
problema mayor de España no es la corrupción, sino el mal gobierno, la
ineptitud y la irresponsabilidad de sus dirigentes, que llevan años fracasando
en la gestión de la "cosa pública", enfrentándose mutuamente,
insultándose y ofreciendo a los ciudadanos un espectáculo vergonzante y nada
democrático.
Que
la corrupción no afecta sólo a los ayuntamientos, como la mayoría de los
políticos defienden, sino al poder político en todos sus ámbitos.
Que
lo que ellos llaman "democracia" no es una democracia real sino una partitocracia donde el ciudadano ya no puede ejercer el
control de sus representantes, donde los poderes básicos del Estado ya no son
independientes y donde el poder de los partidos se ha desbordado y
desequilibrado el sistema hasta extremos que hacen imposible la democracia.
Que hasta el sagrado derecho a votar, garantizado por el sistema y por la
Constitución, le ha sido escatimado al ciudadano, al que se le han impuesto
esas "listas cerradas y bloqueadas" en las que quien elige el la
elite de los partidos, sin que el ciudadano pueda tocarlas, reformarlas o
siquiera tachar un nombre.
Que
cualquier pacto anticorrupción que no acabe con los privilegios de la casta
política y que no establezca férreos controles ciudadanos al poder político no
soluciona los problemas reales de España sino que únicamente otorgaría un poco
de oxigeno a una clase política afianzada en el dominio y el privilegio que
empieza ya a temer que los ciudadanos pueden llegar a indignarse un día y que
decidan correrlos a gorrazos por ineptos,
ineficientes, corruptos, irresponsables y déspotas.
Para apreciar los sentimientos contra la casta política que anidan en la
sociedad española, abre el archivo adjunto y penetre en el despreciable y exclusivo
mundo de los "nuevos amos".
Jueves 10 Diciembre 2009