ESPAÑA EN SU LETAL PARADOJA
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
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Va a volver a suceder. Los Presupuestos Generales del Estado, la Ley más
importante de cuantas vertebran el gobierno de una nación, están a punto de
aprobarse con el respaldo de tres grupos que reniegan de España. Con sus votos
condicionados, por supuesto, previo pago del peaje establecido.
A ERC, republicana e independentista, enemiga declarada de nuestra Constitución, el Partido Socialista instalado en La Moncloa y en la Generalitat no sólo le ha metido en su cama (política, se entiende), sino que le ha forrado el bolsillo para que abra pseudoembajadas, enchufe amiguetes y construya Cataluña con el dinero del contribuyente español. No en vano, el nacionalismo presuntamente moderado de CiU arrancó de Zapatero un Estatuto que garantiza a dicha comunidad una financiación mucho más ventajosa que la del resto, negociada de tú a tú con el Ejecutivo de Madrid. ¡Todavía hay clases a la hora de tomar café, oiga! Y como la pela es la pela, el tercero en discordia, ese PNV que se duele de la detención de Otegi y sólo reconoce como propia a la ikurriña, logra blindar los anacrónicos privilegios fiscales de los que disfrutan los vascos planteando la cuestión como una sine qua non en las Cortes. ¿Qué hace el socialismo gobernante? Tragar y seguir tragando, claro.
Pero
lo peor, o lo sorprendente, no es eso. Que unas Juntas provinciales controladas
por los herederos de Sabino Arana consigan manejar sin molestias judiciales los
dineros que se embolsan, invocando fueros medievales ajenos a cualquier
criterio de solidaridad, es ilógico, injusto e injustificable, pero cambia poco
respecto de lo ilógico, injusto e injustificable que ampara la Carta Magna a
este respecto. Lo más sangrante es que el PP en el Congreso vote no a este
chantaje, en un alarde de coherencia, y sus diputados vascos se ausenten del
hemiciclo. ¿Por un puñado de votos? ¿Por miedo al qué dirán en casa?
España
se hunde sin remedio en esta letal paradoja sin que nadie parezca dispuesto a
remediarlo. A medida que se extiende a las propias estructuras de los partidos
la feudalización administrativa que padecemos, aumenta la capacidad de coacción
de los nacionalistas. Y ante su éxito innegable, cunde el ejemplo. Cada cual va
a lo suyo en su pequeño territorio, pase lo que pase con el resto. Pese a quien
pese. No hay más intereses que los propios, a escalas que se reducen a ojos
vista. Regresamos a las taifas.
Del
Todo por la Patria hemos pasado al Todo por la pasta. Y no me refiero a la
Guardia Civil, que es de lo poco que resiste.