EL TRIPARTITO ABRE GRIETAS EN EL PSOE
Reportaje en “El Semanal Digital” del 08.11.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el reportaje que sigue para incluirlo en este sitio web.
8 de noviembre de 2006. Primero
fue la eurodiputada Rosa Díez, crítica desde el País Vasco. Después, pero con
contundencia inesperada, se unió al coro el ex ministro de Defensa y ex
presidente de Castilla–La Mancha, José Bono. Siguió, pero no siguió, y dijo todo
sin decir nada, el ex presidente del Gobierno Felipe González. A eso se han
añadido los resquemores evidentes del actual presidente, José Luis Rodríguez
Zapatero, que acaba de tener sus más y sus menos con el futuro president de la
Generalitat catalana, José Montilla. Y el secretario de Organización, José
Blanco, de vuelta por Madrid para paliar las consecuencias internas y externas
del Tripartito.
De las consecuencias institucionales los españoles ya se irán enterando por los
medios de comunicación. La política en Barcelona con el Tripartito anuncia todo
menos serenidad. Y en Madrid habrá que ver en el Congreso de los Diputados y en
el Senado con qué votos aprueba Zapatero los Presupuestos Generales del Estado.
Porque CiU se encuentra en estado de profundo enfado. Pero lo que de verdad
preocupa a Zapatero y a su equipo es la situación interna del PSOE.
El más claro, tal vez por ser el más alejado de altas responsabilidades
institucionales después de haberlas desempeñado, ha sido Bono. Para el manchego
ERC en general y Josep Lluís Carod-Rovira en particular no son de fiar, y llevan
al PSOE por un camino muy peligroso. El independentismo, el republicanismo, la
radicalidad en suma, no gustan a Bono, que habría preferido pactar con CiU y que
anuncia males mayores si esto sigue así.
La opinión de Bono es compartida por muchos representantes y votantes del PSOE
en toda España, que al votar una opción de izquierdas no quisieron contribuir al
desarrollo de los programas de ERC y de IC-EV. Por ese lado vendrán problemas
internos a Zapatero, sobre todo si los vientos electorales no son todo lo
favorables que se espera en La Moncloa. Pero por significativos que sean los
nombres y el número de los descontentos lo relevante no está sólo ahí.
Denunciar ahora los males del tripartito catalán o incluso lamentarse del exceso
de autonomía del PSC respecto del PSOE es un ejercicio de mala memoria política.
La actual configuración del socialismo catalán como partido formalmente
independiente es voluntad de Felipe González Márquez; y su autoridad para hacer
funcionar las cosas no debe hacer olvidar que Zapatero encontró una situación ya
definida en Cataluña, donde desde la Transición no hay PSOE y el socialismo
tiene tintes de nacionalismo catalán. Y en cuanto al Tripartito harán mal en
lamentarse de su reconstitución quienes han sido ministros en los Gobiernos de
Zapatero, porque sin los partidos que van a gobernar con Montilla después de
haberlo hecho con Pasqual Maragall Zapatero no habría llegado a La Moncloa.
Zapatero ganó las elecciones de 2004 en Cataluña, pero allí el PSOE no tuvo ni
votos ni escaños, puesto que las candidaturas fueron del PSC. José Montilla es
el primer secretario del PSC, que es el tercer partido en representación en el
Congreso, tras PP y PSOE. Un partido plenamente autónomo, también para sus
alianzas. Y de hecho esas alianzas permitieron que los diputados de ERC apoyasen
a Zapatero en Madrid en su investidura y en la primera parte de la legislatura.
Si en el PSOE hay corrientes que piensan que esto es un error, es razonable
compartir su punto de vista; pero si de error se trata tendrá que ser corregido
en su origen, y no sólo en su última manifestación. El PSOE ensancha sus
grietas, pero éstas ya existían.