LA PALABRA LIBERADA
Artículo de Hermann Tertsch en “ABC” del 29 de mayo de 2008
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web.
Nos anuncian un rayo de luz que
promete alumbrar nuestras vidas y expulsar la zozobra de nuestros pechos
angustiados. Nos avisan de que el presidente del Gobierno de España bajará este
fin de semana a la tierra y utilizará palabras nuestras, asequibles. Lo hará
para suministrarnos consuelo. Nos dicen que Zapatero va a hablar de la crisis
económica. Y que nos exhortará a mantener la calma. ¡Crisis! La palabra
maldita, arteramente utilizada por los antipatriotas en los pasados meses,
resurge de repente en el léxico del poder magnánimo y cambia la realidad
decretada por los nuevos dueños del lenguaje. El acontecimiento liberador se
producirá, si no hay un mal dios que lo impida, este mismo sábado. Ya se sabe
incluso dónde: en Barcelona. Zapatero nos pedirá sosiego por si alguien está
asustado. Los tres millones de parados a finales del año que viene, el déficit
público ya anunciado porque la compra de votos paga factura, las tensiones
sociales y los sectores en caída libre son avatares molestos apenas
perceptibles cuando se es consciente de la misión emancipadora que rige los
actos de nuestro Gran Timonel. Pero hay mentes frágiles que pueden estar
inquietas. Ellas recibirán sosiego de las palabras del líder.
Frente a esos inevitables sinsabores,
cuyos responsables son -ustedes ya lo intuyen- los tiburones «neocon», nuestros gobernantes, para calmarnos, nos otorgan
un poco de libertad de vocabulario. Ya somos libres para mencionar, temer y
sufrir la crisis sin caer bajo sospecha de ser agentes de los obispos radicales
o del ultraderechismo saboteador e insolidario y, por
supuesto, misógino, homófobo, mezquino, miserable y
tenebroso, por utilizar tan sólo algunos de los adjetivos preferidos de la
vicepresidenta para calificar a los agoreros que no honran como debieran a
nuestro Gobierno.
La gentileza del presidente nos han devuelto esta palabra tan útil. Utilícenla todo lo que
puedan. Nadie puede excluir que vuelva a ser proscrita antes de que se declare
concluida la acelerada desaceleración. En general, los españoles harían bien en
gozar con plenitud de su vocabulario porque pronto serán otras las palabras que
no gusten al Gobierno y acarreen represalias o, como poco, insultos a quienes
las utilicen. Es magnífico el gesto de generosidad que Zapatero nos hace a la
ciudadanía al adoptar nuestro lenguaje, tachado de vil y malintencionado hasta
hace tres días. E impresiona la cohesión de sus huestes a la hora de
secundarle. Hablan ya de crisis hasta los amigos mediáticos del presidente, los
que tanto le ayudaron a él y al muñecazo indolente de
su vicepresidente económico a engañar durante meses al electorado español
negando la evidencia. Ha sido una portentosa operación de ocultación de la
realidad. Puro virtuosismo del Amo de La Moncloa. Emociona la humildad de
Zapatero al reconocer ayer en el Congreso que su Gobierno subestimó los
problemas económicos que se nos venían encima. Falsa modestia del nieto del
héroe de Alagén, la primera aldea Potemkin
de nuestra nueva era socialista. Sabía bastante bien lo que se venía encima.
Pero no hay mentira más rica que la degustada.