EL ODIO DE LA MISERIA MORAL
Artículo de Hermann Tertsch en “ABC”
del 27 de abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Parece que
hemos vuelto, por el túnel del tiempo, a 1934. Es el mayor logro de nuestro
magnífico Gran Timonel, José Luis Rodríguez Zapatero. Hemos llegado a donde
quería. Hay gente con mucho miedo y gente con enorme entusiasmo en la venganza.
¡Enhorabuena al presidente del Gobierno y enhorabuena a todos los cretinos que
no se dieron cuenta a tiempo de que éste era el plan y que toda la babosa
retórica del buenismo era mentira. El fin de semana
pasado ha sido aterrador para todo español responsable. Los alardes de
revanchismo comienzan a adquirir unas dimensiones y una aceptación oficial, un
apoyo gubernamental y una cobertura por parte de todos los medios comprados o
chantajeados por el Gobierno que dan auténtico miedo.
Los
aquelarres, iniciados por el necio y sectario rector de la Universidad
Complutense, Carlos Berzosa, en apoyo de un juez que
tiene cogido al Gobierno por la entrepierna parecen no tener fin ya. Y los
discursos que oímos son mucho más cubanos o venezolanos, bolivianos o coreanos
que europeos. Somos una perfecta anomalía en Europa y a nadie debiera
extrañarle que dentro de unos años estemos fuera de ella. No es compatible esta
irresponsabilidad y demagogia izquierdista primaria con la convivencia en una
Unión Europea con Gobiernos decentes y racionales. O estamos con Cuba o con
Alemania. Está claro que mucho del gentucismo que nos
gobierna prefiere estar con Cuba y Venezuela. En realidad estamos ante un plan
premeditado de revanchismo que con la crisis se ha acelerado y ha descoyuntado
las instituciones hasta el perfecto disparate. Llámenlo como quieran, grotesco
o abracadabrante. Pero en todo caso es muy peligroso. Porque no hay ningún
determinismo histórico que dicte que en este país no van a llegar algunos a las
manos.
La
oleada de odio pergeñada por nuestro Gobierno contra la mitad de nuestro propio
pueblo entra en una fase de no retorno. Yo estoy convencido de que lo quiso
siempre Zapatero, desde el 11 de marzo, vísperas de las elecciones en 2004 y
desde luego lo ha conseguido. Dada su perfecta ineptitud en todos los demás
campos en los que, con su pereza, sinuosidad y malicia practica su actividad de
gobernante, el éxito en este campo de la siembra del odio es muy considerable.
Ya tenemos dos Españas, la buena y la mala. Él siempre ha gobernado contra la
España que somos todos los que no estamos en su secta. Ya formamos muchos la
parte de esa España que hay que liquidar para que los buenos tengan razón. Y
los buenos son ellos, la España supuestamente antifascista. Los demás somos
fascistas porque ellos lo han decidido. Y no debemos tener derechos algunos. Y
debemos ser marginados e intimidados porque no somos de la cuerda de su abuelo
inventado.
¿Era
mejor poeta Lorca que Rosales? ¿Escribía mejor Alberti que Ridruejo? ¿Quién era
mejor español? Da igual. En la mente simple, mezquina y sectaria de los
actuales gobernantes que lo ignoran todo, y son lo que siempre hemos llamado el
mínimo denominador común, el desprecio a la inteligencia y al pudor es la
característica más clara. Lo peor. Cuando la miseria gobierna y la indolencia
de la mayoría lo permite suceden este tipo de cosas. Un país de historia grande
y noble se convierte en una nación sin techo por todos ignorada. Aquí es donde
estamos. Nuestra ruina económica, pronto documentada, sólo es comparable a la
ruina moral que los peores de este país nos han impuesto. Nuestros hijos
vivirán mucho peor que nosotros. Nuestra prosperidad y seguridad se nos van
para no volver en una generación al menos. A nuestros nietos les deseo que
olviden estos años nuestros, otra nueva pesadilla, como nosotros habíamos
olvidado los años fratricidas hasta que una secta de miserables volvió a
condenar a nuestro país a sus insistentes fracasos.