LA MAGIA DEL GRAN TIMONEL
Artículo de Hermann Tertsch en “ABC”
del 29 de abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Aquí lo
tienen. Es pura magia. España no es Grecia, dicen. Por supuesto que no. España
es un problema mucho más grave y desestabilizador que no va a permitir
generosidades como, si Angela Merkel
quiere, recibirá Grecia. España es la pera, nos dicen los nuevos patriotas que
llevan seis años fraccionando las instituciones de este país. Ayer nos contaba
el presidente del Gobierno, nuestro Gran Timonel, Rodríguez Zapatero, que la
recesión se ha acabado. ¡Hala! Se acabó y estamos ya a punto de crear empleo.
La economía nuestra está en alza. ¡Yupi y estupendo! El desprecio a la
inteligencia de los españoles no parece tener límite en este Gobierno tan
acostumbrado a ganar mintiendo, falsificando el presente, el pasado y el futuro
con una indecencia que asombra, pero que por desgracia le ha resultado
enormemente efectiva.
El problema
está en que, horas después, la agencia de calificación crediticia Standard and Poor´s nos rebaja la nota de deuda porque no se fía del
crédito de nuestro país. Discrepan del Gran Timonel. Piensan que sus inversores
deberían pensárselo siete veces antes de comprar deuda española porque
consideran muy plausible que nuestro país pronto esté en una situación que les
hace imposible devolver los créditos. Nos bajaron en su día de la AAA a la AA+,
y ahora nos quitan el plus y puede que muy pronto nos quiten otra A. Nos vamos
con Grecia, pero también con Zimbabue. Lo que llamaba nuestro Gran Timonel del
izquierdismo revanchista, prometedor del pleno empleo, la Champions League.
Este Gobierno socialista, cuyo presidente presumía de tener asustados a Sarkozy
en Francia y a Berlusconi en Italia porque iba a superar su Producto Interior
Bruto. Aquí le tienen. Diciendo ante el Parlamento que vamos bien. Ahí estamos,
junto a Haití, sumidos en el crecimiento, negativo, del Tercer Mundo, según los
datos del FMI.
A ver
quién es el macho que compra deuda de España a partir de ahora. El dinero huye
de este país como alma que caza el diablo. El dinero es por definición
oportunista. No conoce lealtades y no se deja ideologizar. El dinero se mueve y
se va de los páramos hacia zonas prometedoras. Y le va a faltar muy pronto a
toda esta tropa para alimentar a sus sindicatos y a su gente, a un sector
público cada vez mayor, unos palanganeros insaciables y unos subsidiados
crónicos. Ahora nos podrán engañar un poco más desde el Gobierno, diciendo,
como el inefable ministro Corbacho ayer nos anunciaba, que el balance del
empleo es mejor que el que han filtrado sin darse cuenta por su incompetencia
sistemática e informática. Será porque la maquinaria de falsificación
estadística se ha puesto en plena marcha para paliar el daño de la veracidad
involuntaria de un error informático.
La
verdad es que estamos en la puerta del corralito argentino y no hay guerra
civil, fascismo, histeria revanchista ni niño muerto con los que despistar. Y que
si nuestra oposición fuera menos vaga e incompetente en su política de
comunicación, este Gobierno tenía que caer ya porque no hay país que resista
esto sin hundirse para tiempo indefinido, pero siempre largo. Yo les confieso
que tenía la certeza de que esto llegaría precisamente a esto. Y por supuesto
lo lamento tanto como el último trabajador que se ha quedado en paro por la
ineptitud y las mentiras de este Gobierno. Aquí nadie se alegra de las
desgracias. Porque nos afectan a todos. Eso es una calumnia más. Otra infamia
del poder a las que ya tan acostumbrados estamos. Todos tenemos a alguien
cercano que sufre, si no es que sufrimos nosotros por el drama de nuestra
patria. Pero hay que relatar las desgracias y describirlas. Porque si no, no
tienen remedio. El atentado contra nuestro bienestar y nuestra convivencia se
va consumando. Tiempo tendremos para lamentar estos siete años de langostas
intoxicadas por su ideología sectaria vestidas de gobernantes.