EL JUEZ INVESTIGA AL TESORERO DE CONVERGENCIA
Artículo de Antonio
Fernández en la
revista “Tiempo” del 25-3-2011
Por su interés y
relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web.
La imputación del hasta hace dos meses tesorero de Convergència Democrática de Catalunya
(CDC), Daniel Osácar, en el escándalo del Palau de la Música de Barcelona ha sido un obús en plena línea de
flotación del partido que gobierna la Generalitat de Cataluña. El fiscal le acusa de
recibir de manos del corrupto Félix Millet más de 4 millones de euros entre 2003 y
2009, aunque uno de los informes en poder del juez eleva esta cifra en 1,8
millones de euros (o sea, seis millones en total), que podría haber cobrado por comisiones.
Osácar siempre negó que él fuese
el Daniel al que se le atribuyen los cobros, pero la agenda del exdirector administrativo del Palau
y
mano derecha de Millet, Jordi Montull,
no
deja lugar a dudas. Allí aparece con su nombre y apellido y se le relaciona con cobros de dinero.
El escándalo roza la figura del propio presidente catalán, Artur Mas, porque Osácar era su hombre de máxima confianza
y su secretario personal desde el 2000 al año 2005.
El asunto también amenaza con erosionar gravemente al
joven Ejecutivo de Artur Mas, que a primeros
de abril cumplirá
los 100 días de vida. Y ello por dos motivos: primero, porque toda la oposición ya ha pedido
explicaciones al presidente catalán, a quien echan en cara la
"encarnizada defensa" (en palabras del portavoz
adjunto del PP, Pere Calbó), que hace de Osácar. Y, por otro lado, porque el secretario del
Gobierno, Germá Gordó,
deberá comparecer en la Comisión de Justicia del Parlamento para informar sobre la
decisión del Consorcio del Palau de echarse atrás en
el apoyo a las
peticiones del fiscal. "¿Por qué el Consorcio no pide
responsabilidades sea a quien sea? ¿Es que no quiere recuperar su dinero?", dice
a Tiempo un alto cargo del Palau. Curiosamente, lo
primero que
hizo Artur Mas cuando entró en la Generalitat fue
lograr que el Consorcio del Palau, la entidad donde
están representadas
las administraciones públicas, retirase la petición de que se imputase a diversos empresarios y
a dos altos cargos de Convergència, ante la
perplejidad tanto
de la Fiscalía como del juez. Pero, ¿quién va a pedir la
imputación de dos personas amigas y militantes del propio partido?
Obras más importantes.
Ahora el juez ha imputado, junto a Osàcar, a Millet,
Montull y a la hija de éste, Gemma, ex directora
financiera del Palau, además de al ex
director general de Ferrovial, Pedro Buenaventura, y a dos empresarios que
podrían haber prestado empresas pantalla para emitir facturas falsas y
justificar la detracción de fondos de la institución musical: Enrique Vidal Puig y
Álvaro Palao Llopis. El mecanismo era sencillo:
la Generalitat, en manos de CiU, adjudicaba obras públicas a Ferrovial y
esta compañía pagaba el 4% de
las adjudicaciones a Félix Millet. Éste ingresaba el
0,5% o el 1,5% de esa mordida en las arcas del Palau
y el
resto lo desviaba a la fundación Trias Fargas, controlada por Convergència. El tesorero del partido
siempre ha sido, a la vez, tesorero de la fundación. Por eso el juez ha requerido
certificados del Gobierno de la Generalitat para identificar los procesos de
adjudicación de dos de las obras más importantes de las últimas décadas: la línea 9 del
metro y la Ciudad de la Justicia.
La comparecencia de Gordó fue
rechazada
en la comisión de Asuntos Interdepartamentales, porque
CiU contó con el apoyo inestimable de su exdirigente
Alfons López Tena, exvocal del CGPJ y hoy diputado en las
filas de Solidaritat Catalana per la Independència (SI). López Tena se encuadra en
el Grupo Mixto, pero el representante de este grupo en la Comisión de Justicia
pertenece a Ciudadanos, formación que tiene previsto alinearse junto a la
oposición para pedir explicaciones.
"Es un caso alucinante -explica a Tiempo el portavoz de
Ciudadanos, Jordi Cañas-. Que la Generalitat de Cataluña presionase al Consorcio
para retirar la acusación no se había dado nunca. Es el descaro elevado a la
enésima potencia. Y eso que deberíamos estar curados de espantos. Yo recuerdo
con especial perplejidad el día de la investidura de Mas como presidente: Lluís
Prenafeta, imputado en el caso Pretoria,
llegó al Parlamento como invitado... ¡y fue recibido con aplausos!".