EL TESEO DE LOS NACIONALISTAS
Artículo de César Vidal en “La Razón” del 05 de octubre de 2008
Por su interés y
relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web.
Si son algo, se debe fundamentalmente a que han aprovechado hasta la
saciedad el dolor, el terror y la sangre esparcidos por ETA
Los humanistas del s. XV nos transmitieron un adagio griego que consistía en
apostillar ante las pretensiones de alguien la expresión «No sin Teseo». Así,
los griegos indicaban que de la misma manera que muchos héroes en la Antigüedad
no realizaron hazañas sin la colaboración de Teseo, muchas personas no podrían
conseguir lo que persiguen sin el respaldo de alguien esencial para alcanzar
sus objetivos. He recordado esta semana este dicho popular al saber de lo
sucedido el jueves en el Parlamento de Cataluña. El mismo en que el Parlamento
catalán votaba a favor de instar al Gobierno nacional-socialista de Cataluña para
que se anulara el proceso de Lluis Companys, una propuesta -instada por
Ciudadanos y apoyada por el PP- en la que se pedía la condena de ETA era
derrotada por la acción conjunta de socialistas, comunistas y nacionalistas
incluidos los supuestamente moderados de CiU. Se dirá que quizá todo tiene
cierta coherencia porque Companys hizo carrera defendiendo terroristas y
además, siendo presidente de la Generalidad, en Cataluña se dio muerte a más
personas por razones políticas que durante todo el tiempo de gobierno de Franco
en esta bella región española. Lo digo con profundo dolor, pero creo que todos
los que votaron en contra actuaron con enorme coherencia, porque los
nacionalismos vasco y catalán no hubieran podido sobrevivir estas décadas
-mucho menos alcanzar lo que han conseguido- sin apoyarse consciente y
reiteradamente en ETA. Sin el deseo ingenuo durante la Transición de acabar con
las raíces del terrorismo etarra, nunca se habría redactado un Título VIII de
la Constitución como el actual, convertido en verdadera bomba de relojería de
nuestra democracia. Sin el deseo ingenuo durante los primeros gobiernos
democráticos de acabar con la violencia etarra, nunca se habrían redactado
estatutos como el vasco o el catalán, consagrando atrocidades como el cupo
vasco o la inmersión lingüística. Sin el deseo nada ingenuo de ZP de pactar con
los asesinos de ETA nunca se habría llegado al pacto del Tinell o al nuevo
Estatuto catalán que convierte al resto de España en una mera colonia al
servicio de los nacionalistas. En todos y cada uno de los casos, la fuerza de
los nacionalistas ha residido -y reside- de manera esencial en los asesinatos
de ETA. Ciertamente, PNV y CiU los ha condenado, pero no ha dudado durante años
en financiar al entorno social de ETA y en buscar las medidas de gracias para
una banda de asesinos que comparte sus objetivos. Por lo que se refiere a CiU,
al PSC, a IU y a ERC, esta semana se han negado a condenar a la banda
terrorista. A estas alturas de la Historia no deberíamos engañarnos. Si los nacionalismos
son algo, se debe fundamentalmente a que han aprovechado hasta la saciedad el
dolor, el terror y la sangre esparcidos por ETA. Por eso la apoyan, la
comprenden, la respaldan, buscan el pacto con ella o se niegan a condenarla en
el parlamento. Y es que, como dirían los antiguos griegos, los nacionalistas
han contado desde hace décadas con un Teseo que les ha resultado esencial para
alcanzar sus metas. Ese Teseo es, ni más ni menos, la banda terrorista ETA, la
misma que esta semana, con la excepción de Ciudadanos y el PP, se negó a
condenar el parlamento de Cataluña.