FIN DE CICLO
Artículo de Aleix Vidal-Quadras en “La
Gaceta” del 01 de abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
De
nuevo se anuncia la inminencia de la publicación de la sentencia del Tribunal
Constitucional sobre los recursos de inconstitucionalidad presentados por el
PP, el Defensor del Pueblo y varias Comunidades Autónomas contra el nuevo Estatuto
de Cataluña.
De
nuevo se filtran las posiciones de este o aquel magistrado y los supuestos
pactos alcanzados en el seno del supremo intérprete de nuestro ordenamiento
para resolver en relación a puntos concretos. En realidad, ya no tiene demasiada
importancia cuál sea el veredicto final porque los efectos deletéreos de esta
irresponsable operación política ya se han producido y su evolución futura es a
estas alturas imposible de detener. El mero hecho de que el Tribunal haya
necesitado cuatro años para pronunciarse indica por sí solo el nivel de
impotencia y deterioro al que ha llegado el sistema político vigente en España.
Una
sentencia interpretativa, además de no solucionar el problema, sino de abrir la
puerta a numerosos conflictos de ahora en adelante, pondría de manifiesto que
el Estado de las Autonomías ha entrado en una crisis irreversible en la medida
que nuestra estructura institucional y jurídica es incapaz de manifestarse con
claridad sobre materias que son diáfanas y de las que depende la supervivencia
de España como entidad soberana reconocible y su viabilidad como Estado. Si el
Tribunal admite, por muchas declaraciones paralelas que haga, que un Parlamento
regional puede, aunque sea en la parte no directamente normativa de un Estatuto,
proclamar la condición de nación de una Comunidad Autónoma, la Nación única e
indivisible consagrada por nuestra Ley de leyes saltará por los aires.
Si los
doctos magistrados aceptan la obligatoriedad del conocimiento de una lengua
cooficial en una parte del territorio nacional, reconociendo así que un
gobierno autonómico está legitimado para negar a una familia el derecho de
escolarizar a sus hijos en la lengua oficial del Estado, España como matriz
común de libertades y como espacio consolidado de comunicación dejará de
existir. Y si una Comunidad Autónoma puede imponer unilateralmente al Congreso
de los Diputados la configuración de los presupuestos generales del Estado, la
soberanía nacional se desvanece. La conclusión es obvia: estamos viviendo un fin
de ciclo histórico que ha durado tres décadas y que la deslealtad de los
partidos nacionalistas y la pusilanimidad y el egoísmo de los dos grandes
partidos nacionales han conducido inexorablemente al fracaso. La salida del
embrollo no será fácil, es posible que sea traumática y seguramente el cuadro
que emerja tras el reajuste que se avecina sea muy distinto al que conocemos.