EL LENGUAJE DEL
ENEMIGO
Artículo de Aleix Vidal-Quadras en "La
Gaceta" del 2-2-12
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
En su reciente recorrido por diversos ministerios en
Madrid, la presidenta del PP catalán ha pronunciado una frase curiosa.
Refiriéndose a la reestructuración del sistema
financiero, que Mariano Rajoy desea culminar durante el primer semestre de este
año, Sánchez-Camacho ha observado que su Comunidad debe jugar un papel clave en
este proceso para así permitir "un mejor anclaje de Cataluña en
España". Es notable como determinadas expresiones, cargadas de pólvora
ideológica, consiguen ser impuestas por sus inventores hasta el punto que sus
teóricos oponentes acaban haciéndolas suyas. Al hablar de encaje de Cataluña en
España, se presupone
a) que Cataluña y España son dos entidades distintas en
pie de igualdad
b) que existe un problema de acoplamiento de estos dos
entes diferentes y de igual rango y
c) que España es la que ha de poner todo de su parte para
que Cataluña se sienta a gusto en esta relación bilateral.
El lenguaje nunca es inocente y en política menos que en
ningún otro ámbito. Otra perspectiva desenfocada de la dirección de los
populares del Principado es su esfuerzo por aparecer ante la llamada
"sociedad civil catalana" como los mediadores más útiles y eficaces
entre tan distinguido grupo y el Gobierno central para hurtar esta misión a los
nacionalistas de CiU, tradicionales defensores de los intereses empresariales de
sus financiadores en la Carrera de San Jerónimo y en La Moncloa. Si el PP de
Cataluña ha de centrar su atención prioritaria en un sector social, no ha de
ser precisamente en los elitistas y reducidos cenáculos que pululan por el
Círculo de Economía, el Círculo Ecuestre y Fomento del Trabajo, sino en los
millones de pequeños empresarios y comerciantes, profesionales, asalariados y
autónomos, que constituyen su caladero más fértil de votos en la medida que son
los primeros perjudicados -aunque a menudo no lo adviertan, prisioneros de la
cárcel de mentiras y apelaciones emocionales del nacionalismo- por el estilo de
gobierno intervencionista, excluyente, particularista, despilfarrador e
ineficiente de los cultivadores de la identidad. Ahora mismo, la buena de
Alicia, rebosante de tanta ingenuidad como seráfica intención, trata de
convencer a sus correligionarios Montoro y de Guindos
de que incluyan el los presupuestos del Estado para
2012 las partidas correspondientes al Fondo de Competitividad y al de
Infraestructuras, que Artur Mas reclama
insistentemente con el argumento de que son cantidades que "se les
deben". En vez de actuar como madrina de la pandilla de manirrotos
irresponsables que son los nacionalistas ayudándoles a conseguir más dinero
para seguir construyendo su proyecto secesionista, lo que debería ocupar su
tiempo como cabeza visible del centro-derecha catalán constitucionalista es la
permanente exigencia al Consejo Ejecutivo de la Generalidad de un programa de
recorte de gasto público que incluya la supresión del noventa por ciento de los
organismos inútiles plagados de paniaguados que lastran la Administración
autonómica, la privatización de TV3, el cierre de todas las pseudoembajadas
y la eliminación de tantas y tantas subvenciones clientelares o megalómanas.
Mientras el PP de Cataluña no entienda que su batalla ha de ser la de las ideas
y que la ha de librar contra un enemigo que jamás será su compadre, quedará
condenado a un lugar secundario en el panorama político, social y cultural
catalán. Y al hacer esta afirmación, como es bien sabido, no hablo de oídas.