GUIÑO PARA INCAUTOS
Editorial de “ABC” del 13/11/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
El radicalismo vasco y el entorno de ETA parecen
haber elegido una piel de cordero para disfrazar el escenario de su evidente
retroceso y su previsible derrota. La propuesta que Batasuna tiene previsto
presentar mañana en San Sebastián, adelantada a última hora de la noche de ayer
por Radio Euskadi, constituye un engañoso guiño de «paz estable» que, sin
condenar la violencia, promete erradicar «el conflicto de las calles» para
encauzarlo en una supuesta vía política a cambio, es de suponer, de
contrapartidas que mitiguen el aislamiento del entorno etarra. Todo ello,eso sí,
sin rechazar explicitamente la violencia, requisito esencial fijado por la Ley
de Partidos para permanecer en la legalidad democrática.
El documento constituye un cebo para quienes estén dispuestos a creer en las
buenas intenciones de un colectivo que busca desesperadamente salidas a su
eficaz aislamiento. Por desgracia, todo indica que una buena parte del
socialismo vasco sigue sin aprender su propia historia y está condenado a
repetirla, es decir, a equivocarse nuevamente sobre las intenciones del
nacionalismo y de ETA. En un artículo publicado ayer, el alcalde de San
Sebastián, Odón Elorza, y otros dos cargos socialistas pedían el acercamiento de
presos etarras —«que responde a criterios humanitarios», dicen los tres
postulantes— y la revisión de la ilegalización de Batasuna, con la condición
antedicha de que la izquierda abertzale —la misma que está fuera de la ley por
estar al servicio de ETA— apueste por la vía democrática. En esta pueril
prospección de las intenciones de ETA y Batasuna, los articulistas no mencionan
ni una vez la tregua de 1998, e incurren así en el profundo error que sigue
aquejando a algunos socialistas vascos: la desmemoria selectiva.
Ya hubo tregua, el Gobierno de José María Aznar oyó las propuestas de ETA; y si
el alto el fuego unilateral de la banda terrorista fracasó, fue debido a que
ningún nacionalista firmante del Acuerdo de Estella pensaba en la paz sino en la
hegemonía del nacionalismo. Después de haber sido socios de gobierno con el PNV
durante doce años y de abandonarlo en 1998, porque les estaba engañando con ETA,
los socialistas deberían saber adónde conduce pensar bien de los nacionalistas,
y en este caso de la banda terrorista, cuando nada lo justifica. El socialismo
vasco se confunde y confunde a los vascos con las propuestas irreflexivas de
Elorza. La ocasión de una tregua se perdió en 1998, junto con el crédito
político que hubiera podido gestionar Batasuna en un cese definitivo de la
violencia etarra. Ahora que ETA está dañada —pero no derrotada—, Batasuna
arruinada y el PNV metido en el laberinto de su plan soberanista, sólo los
incautos pueden pretender que la paz definitiva está al otro lado de un mero
guiño estratégico.