PEOR QUE CATALUÑA
Artículo de César ALONSO DE LOS RÍOS en “ABC” del 19/04/05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
EN la noche
del domingo los periodistas y sociólogos se preguntaban en las redacciones
madrileñas cómo estarían cayendo en Cataluña los resultados de las elecciones
vascas. Llegó, nítida, la respuesta de Carod-Rovira: «Si ahora ETA renuncia a
las armas, y el PSE al españolismo subordinado al PP, se abre una nueva etapa de
grandes esperanzas». El mensajero de ETA venía a decir que si desde el poder
central se acepta la secesión, ETA irá a la tregua indefinida.
Para los nacionalistas (vascos y catalanes) el sentido del mandato electoral es
claro: la bajada del PNV no supone el debilitamiento de las reivindicaciones
separatistas, sino el ascenso de los abertzales más radicales a la mesa de
negociación. De hecho, antes de las elecciones ya había comenzado ésta entre ETA
y el PSOE, Otegui y Zapatero. El fruto bien claro iba a ser la no ilegalización
del Partido Comunista de las Tierras Vascas.
Ciertamente, hemos entrado en lo que Llera llama un nuevo ciclo, aunque con un
sentido contrario al que él le da.
En los últimos tiempos se había ido instalando la idea de que la situación de
Cataluña era más peligrosa para la unidad de España que la vasca, ya que en el
caso del País Vasco la mitad de la ciudadanía se enfrentaba a los nacionalistas
mientras en Cataluña el PSC inclinaba el poder hacia éstos. Pues bien, el giro
del PSE alejándose del constitucionalismo ha determinado que la situación del
País Vasco sea más peligrosa: en el País Vasco, además, el terrorismo abertzale
está asentado en el Parlamento. Y crecido.
Mientras en Cataluña es el PSC el que lleva la dirección del proceso, en el País
Vasco es el PNV. En el primero de los casos es Esquerra la que fiscaliza la
marcha; en el segundo es directamente ETA.
EL sociólogo Llera ha dicho que los resultados de las elecciones vascas han
abierto un nuevo ciclo. Y tanto. El partido al que él vota ha dimitido de
oponerse al nacionalismo. Ya lo venía haciendo. Ya lo sabíamos. Ahora lo ha
convertido definitivamente en praxis. Lo único que le importa es que el PNV
negocie su plan. Estando los dos en la definición del País Vasco como una nación
(«comunidad nacional») y en la conversión de éste en un Estado discreto, ZP
pretende tan sólo ser reconocido como el gran pacificador, como el Príncipe de
la Paz. A costa de lo que sea, incluido el deber hacia los propios compañeros
sacrificados, desde Casas hasta Buesa, en esta larga marcha, hacia la
independencia para unos, hacia la escisión para otros.
EN Cataluña los procesos electorales han llevado al desgaste de CiU a favor de
ERC. En el País Vasco el desgaste del PNV ha sido a favor de ETA (el PCTV). En
las dos regiones este cuarto de siglo de desidia cultural, de entreguismo moral,
de cesiones educativas... ha llevado a la radicalización de un par de
generaciones que ahora asumen la misión de controlar la situación. En el País
Vasco los que votaron al PNV en las pasadas elecciones por temor a que ganaran
los constitucionalistas han vuelto a donde solían, es decir, a la formación
emanada de ETA. La bajada del PNV se resuelve en la consolidación del
abertzalismo más radical y pistolero. Mientras en Cataluña Carod-Rovira
chantajea en el Parlamento, en el País Vasco los chicos de Otegui lo harán
«también» en la calle. A punta de decreto y a punta de pistola.
Ciertamente, el País Vasco va a entrar en un nuevo ciclo en el que ETA y PSOE
van a ser determinantes. La primera, por sus exigencias; el segundo, por su
entreguismo.