¿HUBO PACTO ENTRE EL PSOE Y BATASUNA?

 

 Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española, en  “La Razón” del 27/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Durante el otoño se produjeron conversaciones entre dirigentes del PSOE y de Batasuna. Los socialistas

lo han negado, Otegui lo ha confirmado. Algunos destacados analistas deducen de esos encuentros que hubo un pacto entre PSOE y los batasunos para la presentación de una segunda lista blanca. La de Batasuna sería prohibida, claro. La primera lista blanca resultaría cuestionada, debatida y llevada hasta el Constitucional. El PSOE salvaría así la cara. La segunda lista blanca iría adelante por carecerse de indicios suficientes y por falta de tiempo. Otegui se la metería doblada al Estado de Derecho. Así ha sido.

Si ese pacto no se produjo, Zapatero tiene ahora ocasión de demostrarlo. El PCTV (EHAK) es Batasuna. Según el Tribunal Supremo, Batasuna es el brazo político de Eta. Es Eta. Los dirigentes del PCTV ya han declarado que asumen el programa batasuno. La Guardia Civil ha informado de que Batasuna ha absorbido al PCTV. La infraestructura de los batasunos ha sido la del PCTV durante la jornada electoral. Otegui y sus cómplices han participado en docenas de mítines apoyando al PCTV. Batasuna ha asumido como propios los

resultados del Partido Comunista de las Tierras Vascas. No es que existan indicios para deslegalizar ese artido. Existen evidencias. Si Zapatero pone en marcha de forma inmediata la operación jurídica destinada a deslegalizar a los batasunos enmascarados para que no se sienten en el Parlamento vasco, eso significará que no hubo pacto. En caso contrario, habrá que deducir que sí lo hubo, lo que arrasaría la colaboración  antiterrorista con el PP y evidenciaría una estrategia lóbrega cuyas consecuencias, difíciles de calcular, podrían comprometer la unidad de España. Eta ha reservado, tal vez, a la debilidad del Gobierno Zapatero

el destino histórico de fracturar, tras 500 años, la unidad de una de las tres grandes naciones del Occidente moderno.