LA MAGIA DEL MÉTODO
Artículo de JOSEBA ARREGI en “El Correo” del 7.06.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Seguirá habiendo ruido en
torno a la desaparición de ETA, recurriendo a la expresión del ministro Alonso,
aunque después de las primeras salvas el ruido vaya adquiriendo contornos de
música conocida, no siempre agradable, pero identificable. El Gobierno se ha
visto obligado a subrayar una y otra vez que la función de la única política que
admite en relación a ETA es la que se pueda dar a partir del cese claro y
definitivo del terrorismo, y que ni siquiera en ese momento y con esas
condiciones se va a pagar un precio político por la desaparición de ETA.
Quienes entienden que con ETA nada y nunca, aunque pudiera ayudar a su
desaparición acelerada, quienes están en contra del Gobierno de Rodríguez
Zapatero en todo, quienes dudan de que ETA llegue nunca a tomar la decisión de
autodisolverse, seguirán hablando de pacto con ETA, de rendición de la
democracia, de olvido de las víctimas, de derrota del Estado de Derecho.
Las posiciones están, pues, fijadas, y van a seguir así hasta que desaparezca
ETA o hasta que la política de Rodríguez Zapatero se salde con un fracaso
estrepitoso, circunstancia que tratándose de ETA nunca puede ser minimizada. Y
todo ello entra dentro de lo normal y nada tiene de dramático siempre que, a
pesar de la división entre los dos grandes partidos, PSOE y PP, respecto de la
posibilidad u oportunidad de la resolución aprobada por el Congreso, las líneas
maestras de la política antiterrorista dibujadas en el Pacto por las libertades
y contra el terrorismo sigan eficaces: todos los poderes del Estado actúan, cada
uno en su ámbito, para derrotar a ETA, nada se puede negociar políticamente con
ETA, nunca habrá un precio político para que ETA deje de matar.
Una vez asentado el ruido y transformado en música habitual, aunque no sea
agradable, conviene prestar atención a la música-ruido que proviene del mundo de
Batasuna-ETA, escuchar con atención sus palabras, no sólo las que puedan
pronunciar en cartas discretas, en conversaciones no oficiales, en recados
ocultos, sino también las que expresan en público, pues estas palabras públicas
crean la realidad que condiciona las acciones de los interlocutores y las de
quienes las pronuncian.
Uno puede entender que critiquen la decisión del poder judicial de imputar a
Arnaldo Otegi, su encarcelamiento provisional y su puesta en libertad bajo
fianza. Pero hay que prestar mucha atención a esas críticas para escuchar que
quizá ese mundo ha creído que hablar de oportunidad de paz es sinónimo de que el
Estado de Derecho renuncia a serlo y se pone a sí mismo en suspenso. En este
caso, volveríamos a escuchar una música conocida por vieja e inaceptable,
tendríamos que concluir que la voluntad de ETA no ha variado para nada.
Lo mismo sucede con las manifestaciones de dirigentes de Batasuna que hablan de
que el Gobierno no ha entendido nada, que se equivoca si cree que ETA dejará el
terrorismo porque sí, sin nada a cambio, se entiende. Aun aplicando la buena
voluntad de que tienen que hablar así para tranquilizar a sus huestes, esos
pronunciamientos no contribuyen a preparar a esas huestes para una renuncia
definitiva del terror violento, sino que les insuflan la esperanza de que habrá
precio político.
Da la impresión de que el mundo de ETA-Batasuna tiene dificultades para entender
lo que la resolución del Congreso dice y significa. Y sería muy grave que esas
dificultades se tradujeran en una muy mala interpretación de la actitud del
Gobierno: es tanta la necesidad de apartarse de la política del PP que Zapatero
pasará por un precio político, aunque de momento tenga que negarlo.
Y el mundo de ETA-Batasuna mantiene esa esperanza y la sigue insuflando en su
gente por medio de una táctica ya muy conocida en Euskadi: la táctica del
método. Fue el gran descubrimiento de Elkarri: no importa el fin, no importa la
meta, no importa el contenido. Lo que importa es el proceso, lo que vale es el
camino, lo que cuenta es el método. Si damos con el método, éste traerá, como
por arte de magia, la solución, que, curiosamente, se parece siempre muchísimo a
lo que plantea el nacionalismo radical.
En noviembre del año pasado, Batasuna propuso en Anoeta no una solución, no un
contenido determinado, no una meta fija. Propuso un método, y en ese método está
la solución: porque coloca a ETA en el papel que le corresponde, hablando con el
Gobierno, perdón, con los Estados francés y español, de armas y presos. Lo
político sólo se puede tratar en la mesa de partidos políticos vascos, teniendo
que estar presentes todos. Ése es el método, ahí está la solución, separar los
dos planos. Así se responde a la exigencia de que el cese de ETA no conlleve
precio político pagado a ETA. Pero así se responde a la exigencia de una
-supuesta mayoría- nacionalista de ciudadanos vascos que reclaman el
reconocimiento de la nación vasca, con sus consecuencias políticas, léase
territorialidad y autodeterminación.
No estoy en condiciones de saber si este método y la interpretación que presento
es lo que piensa ETA. Pero va habiendo demasiadas voces que hablan de la
importancia del método, de la importancia metódica de las dos mesas. Va habiendo
demasiadas voces que proclaman que por supuesto que quieren que desaparezca ETA,
y que nadie negocie con ETA ningún precio político, porque ese precio político
debe ser el resultado de la mesa de partidos políticos vascos sin exclusión ni
de territorios -y no se refieren a las comunidades autónomas españolas- ni de
partidos -y se refieren a la ilegalizada Batasuna-.
Todo ello significa sólo una cosa: no se paga precio político a ETA. El
recaudador del precio político es Batasuna en la mesa de partidos políticos.
Pero si no existe ese precio político se está desperdiciando la oportunidad que
existe para la paz. Por eso el Estado de Derecho se debe declarar en huelga de
brazos caídos en su relación con ETA-Batasuna (y quizá todavía con EHAK). Por
eso el PSOE y Rodríguez Zapatero deben romper definitivamente las ataduras con
el PP, lo cual implica, y es lo que importa a Batasuna, que rechace frontalmente
el Pacto por las libertades y contra el terrorismo.
Ojalá me equivoque, pero empiezo a pensar que pudiera estar dándose un tremendo
malentendido, especialmente por parte de ETA-Batasuna: que el Estado no va a
pagar ningún precio político es algo que no se puede hacer desaparecer mediante
la magia interpretativa del método. ETA desaparece. Ésa es la única paz posible
en Euskadi. En la mesa de partidos políticos, en el Parlamento donde se sientan
todos los legales -por ahora, en el caso de EHAK-, se discute, se puede
discutir, se discutirá la reforma del Estatuto de Gernika dentro de lo que es
posible en el marco de la Constitución española, es decir, sin que se obligue a
ésta a suicidarse.
Y eso es lo que hay: ETA, asesinando, ha hecho que su proyecto político sea
ética y políticamente inviable. Y no sólo por lo que digan las víctimas
familiares de los asesinados: su opinión puede ser conocida, pues la pueden
expresar, y es bueno y necesario que lo hagan, incluso cuando discrepan entre
ellas. Pero son los asesinados los que no pueden ser preguntados ya más sobre su
opinión como asesinados. Esta realidad coloca, debiera colocar, una barrera
infranqueable respecto de lo que es posible e imposible a la hora de definir la
sociedad vasca: nunca nada parecido al proyecto político de ETA. Ni sin
violencia, pues es imposible que lo sea sin violencia: los asesinados son
testimonio perpetuo de una violencia inflingida que no deja de existir.
La derrota de ETA es una derrota lograda por el Estado de Derecho y por sus
poderes actuando en plena legitimidad. La derrota de ETA es fruto de una
política asentada en el Pacto por las libertades y contra el terrorismo. La
derrota de ETA es fruto de su incapacidad de deslegitimar de raíz el Estatuto de
Gernika y las instituciones surgidas de él. La derrota de ETA es, si se quiere,
fruto de la posición contra ella de la sociedad vasca. Pero la derrota de ETA
está inscrita sobre todo en cada uno de los asesinados en nombre de su proyecto
político: en cada uno de los asesinados ha inscrito ETA su propia derrota.
Si ETA y Batasuna y muchos otros del mundo soberanista no entienden en qué
consiste la derrota política de ETA, ninguna paz será posible en Euskadi. Y de
esa imposibilidad no nos librarán, al contrario, ni los malentendidos ni los
métodos. Y tampoco la mayoría de ciudadanos vascos a favor de una
autodeterminación independentista, si la hubiera, transformaría en bueno lo que
ETA ha hecho, asesinando, que sea malo 'in radice'.