CATÁLOGO DE MENTIRAS
Artículo de JOSÉ MARÍA CALLEJA en “El Correo” del 05/02/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Primero dijo que no se apoyaría en ETA-Batasuna
para nada, y ahí esta el plan para crispar, bendecido por los votos de la banda.
Luego dijo que el referéndum sería en ausencia de violencia, y ahí está esa
convocatoria electoral mediopensionista -mitad referéndum, mitad autonómicas-
cuando todavía no se han reparado los desperfectos y el miedo de la bomba de
Getxo. Antes el problema era Aznar, al que se presentaba como culpable de la
radicalización que supone el plan divisor; ahora está Zapatero, obsesionado por
situarse en las antípodas del anterior presidente, y resulta que es cuando la
maniobra propagandística del nacionalismo para seguir en el poder se pone de
largo en el Congreso y se somete a votación. Por si queda alguna duda del
catálogo de mentiras con el que el régimen nacionalista pretende perpetuarse en
su situación de privilegio, ahí está el cinismo de pedir que se legalice a los
de HB, cuando desde el minuto uno este plan está destinado a succionar el máximo
posible de votos de los radicales, visto que se había tocado techo en el
electorado templado. Ibarretxe tiene prisa y le vendría fatal la legalización de
HB, porque entonces no se podría llevar de ese caladero los votos con los que
espera conseguir la mayoría absoluta. Vale ya de cinismo.
La mentira más gorda, y mira que el nivel es alto, consiste en presentarse como
representante exclusivo del pueblo vasco; un pueblo al parecer único, sin
fisuras, sin matices, en el que, como le gustaba a Franco, todos los buenos
vascos le apoyan y los que no apoyan al lunático es que no son vascos. Mientras
él asume arrogante el papel de caudillo, la soberanía del Congreso de los
Diputados, que representa a cuarenta y dos millones de españoles, en la que hay
más diputados vascos del PP y del PSOE que la suma de todos los nacionalistas,
se despacha de forma machacona, tramposa y antidemocrática, como 'el pacto de
Rajoy y Zapatero', dos mindundis, al parecer, que apenas suman 22 millones de
votos, según repite su mentirosa propaganda.
Ha podido hacerse un publirreportaje en el Congreso; se ha violentado el
Reglamento para que hable, de saque, 32 minutos y no 10, para que tenga luego
réplica, dúplica y dos huevos duros; le han sentado en un escaño cuando no es
diputado y por tanto no tiene derecho a ese asiento, se le ha puesto alfombra de
amabilidad, ni una palabra más alta que otra... Es igual, la deslealtad
intrínseca del nacionalismo vasco le impedirá reconocerlo: entiende que la
soberanía popular de 42 millones de españoles, vascos incluidos, es una minucia
si se compara con su plan apoyado por ETA.
Estamos asistiendo a una gigantesca operación propagandística, a un golpe de
Estado contra la democracia, adobado de prepotencia, mentiras y desprecio a las
víctimas del terrorismo. No se quiere hablar del terrorismo nacionalista vasco,
ése que va a impedir que gentes como Buesa y Ordóñez, Casas o Iruretagoyena
puedan votar en las próximas elecciones plebiscitarias. Estábamos jugando una
partida de ajedrez, le pega una patada al tablero y con aire de falsa ingenuidad
pregunta: ¿Qué hay de malo en ello? En la campaña de mentiras a go go, se nos
dice ahora que hace falta un Suárez; alguien valiente. Bueno, pues que tome nota
Zapatero sobre cómo las gastan los nacionalistas vascos. Al Suárez que dicen
echar de menos, el PNV le montó una campaña de boicot, de declaración de
'persona non grata', con pronunciamientos en los ayuntamientos controlados por
el régimen nacionalista, cuando el aquel entonces pisoteado presidente osó decir
que quería visitar el País Vasco. Ya llevamos casi treinta años de democracia,
tiempo suficiente para saber cuál es el juego de un nacionalismo vasco
insaciable, despectivo con la democracia y con los que no son nacionalistas, y
que quiere tener todas las ventajas políticas del autogobierno, y de la
independencia, sin ninguno de los inconvenientes económicos. Ya saben: todas las
cajas vascas esparcidas por toda España, casi ninguna caja española aquí.
Madrazo, que juega ahora el mismo papel que aquéllos que nos explicaban por qué
ETA mataba a unas víctimas determinadas, ha dicho que es necesario convocar una
manifestación a favor del plan crispador, para saber lo que piensa la sociedad
vasca. Bueno, hasta ahora, que yo sepa, ha habido dos manifestaciones, cada una
con más de cien mil vascos asistentes, en las que se pedía que el nacionalismo
no fuera obligatorio y se decía que con violencia no es plan, sino chantaje, y
que el mejor plan era la Constitución. A ninguna de las dos fue Madrazo, claro.
Hubo otra, la primera convocada por ¿Basta Ya!, en febrero de 2000, en la que
bajo una lluvia infame miles de vascos salieron a decir que se puede ser vasco y
no nacionalista; dos de sus asistentes, Buesa y López de Lacalle, fueron
asesinados más tarde y un tercero, José Ramón Recalde, salvó la vida de milagro.
Por cierto, Recalde, persona extremadamente crítica con el PP, ha recordado que
el PNV engaña a los socialistas desde la época de Ardanza y sostiene que hemos
pasado de un cínico, Arzalluz, a un fanático, Ibarretxe ('Abc', domingo 30 de
enero).
El catálogo de mentiras es interminable, pero hay una que dice Ibarretxe y que
resulta especialmente dolorosa: del País Vasco no se ha tenido que ir nadie.
Hombre, hasta el fanatismo tiene límites, no se puede ser tan ajeno al desgarro
de tantos vascos. Mira, Juanjo, se han tenido que ir: familiares de víctimas del
terrorismo, que después de perder a su ser querido se han exiliado con lo
puesto; empresarios sometidos a la extorsión por parte del terrorismo
nacionalista vasco -hay extorsión, ¿sabes?-; políticos amenazados, gentes
anónimas a las que sencillamente se les hacía insoportable el clima de
linchamiento contra los vascos del PP y del PSOE; policías, no sé si sabe el
lunático que hay ertzainas que viven en Cantabria y que uno de los asesinados
por ETA el 21 de noviembre de 2001 vivía en la provincia de Burgos. ¿Cómo se
puede ser tan cínico? ¿Cómo se puede mentir de esta forma? ¿Cómo se puede
insultar así a tantos y tantos vascos que viven en Alicante, Valencia,
Andalucía, Cantabria, La Rioja, Madrid, Canarias...?
No sé qué más insultos a la inteligencia y a la democracia tiene que proferir
para que algunos de los que aún piensan en votarle se den cuenta de su catadura
moral y se percaten de cómo no hace falta que se haya aplicado su delirio para
que la sociedad vasca esté ya más dividida, más crispada y más insegura que
antes de esta brillante idea; mucho más crispada, incluso, que cuando ETA mataba
a razón de veinte o treinta personas al año. Por cierto, si ETA no mata desde
mayo de 2003 es gracias al éxito de una política antiterrorista a la que siempre
se ha opuesto el gran crispador.