LAS COSAS COMO ESTABAN
Artículo de FRANCESC DE CARRERAS en “La Vanguardia” del 25.06.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Ibarretxe iniciará su tercer mandato consecutivo al tomar hoy posesión del cargo
de lendakari. Su discurso de investidura es prácticamente el mismo de la
legislatura pasada y su posición parlamentaria, similar.
En efecto, a pesar de la imposibilidad de seguir tramitando parlamentariamente
el plan Ibarretxe en la legislatura anterior, los aspectos más conflictivos del
mismo parecen seguir siendo los principales objetivos del PNV:
autodeterminación, territorialidad (unidad de Euskadi, Navarra y territorios
vasco-franceses) y consulta popular. Tres cuestiones sólo posibles al margen de
la legalidad vigente. Además, Ibarretxe ha propuesto que ninguna formación
política debe estar excluida de la mesa de diálogo entre partidos que propone
Otegi al margen del Parlamento vasco para que participe Batasuna.
Por tanto, Ibarretxe ha vuelto a propugnar actuaciones que se sitúan claramente
al margen de la democracia constitucional. El resto del discurso han sido
simples invocaciones a las habituales palabras vacías de la música abertzale
(paz, normalización, diálogo) y sólo el tercio restante a las políticas
concretas. Resultado: Ibarretxe ha obtenido un voto más que Patxi López –apoyado
también por el PP– gracias a apoyo prestado por el Partido Comunista de las
Tierras Vascas, ya un simple juguete instrumentado por Batasuna. Por tanto, de
nuevo el PNV depende de un partido que, si bien está ilegalizado, continúa
operativo y sigue siendo clave en la política vasca.
Todo ello nos lleva a preguntarnos dónde está, políticamente hablando, el PNV.
Durante muchos años el pacto de gobierno con el PSOE situaba oficialmente al PNV
fuera de la esfera de influencia de ETA. Además, el haber suscrito el pacto de
Ajuria Enea con las demás fuerzas democráticas lo situaba no sólo fuera, sino
claramente contra, la banda terrorista. Sin embargo, a partir del pacto de
Lizarra las dudas sobre la posición delPNV–y del gobierno vasco – en relación a
ETA aumentaron. Para unos, Lizarra fue un intento del PNV para atraer a
Batasuna- ETA al ámbito democrático a cambio de concesiones políticas. Para
otros, Lizarra fue el intento del PNV de utilizar a ETA como excusa para acceder
a un grado de cuasiindependencia respecto del resto de España. Ambas teorías
podían ser verosímiles y, probablemente, dentro delPNVse llegó a un cierto
consenso debido a que un sector defendía Lizarra por una razón y otros por la
otra.
La ruptura de la tregua por parte de ETA fue un duro golpe para quienes
apostaban por la primera posición. La derrota de Joseba Egíbar y el triunfo de
Josu Ion Imaz en la sucesión del carismático Xabier Arzalluz parecía apuntar a
una superación de Lizarra y a la posibilidad de volver a una situación parecida
a Ajuria Enea: rechazar la colaboración con el entorno de ETA y pactar con los
partidos democráticos.
El resultado de las últimas elecciones hacía posible esta opción. Al PSOE le
hubieran convenido mucho los votos en el Congreso de los ocho diputados del PNV
para no depender exclusivamente de los ocho diputados de ERC. Además, las
elecciones autonómicas no le fueron bien al PNV: perdió 140.000 votos y cuatro
escaños. Un giro buscando los votos socialistas hubiera sido posible, más
todavía por la tensión de éstos con el PP y por la confusa actitud última hacia
ETA. Pues bien, nada. Nada de nada. Ibarretxe ha buscado una vez más los votos
de Batasuna. Las cosas están como estaban. ElPNV sigue en Lizarra. Que Zapatero
abandone toda esperanza.