LA ZORRA
Y LAS UVAS
Artículo de ANTONIO ELORZA en “El País” del 20/11/2004
Por su interés y relevancia, he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Con un breve comentario a pie de título: MANDANGA-TRAMPA (L. B.-B.,
20-11-04, 08:00)
Parece que comienza otra vez la época de los muñidores de romances
o mandangas: diálogos, buenas voluntades democráticas, resolución dialogada del
conflicto... todo eso no son más que recursos retóricos para conseguir ventajas
políticas ("u séase, nueces", en términos "arzállicos")
mediante la utilización del terrorismo. Lo que asombra es la falta de sentido
de la realidad de algunos muñidores de mentiras, presuntos habitantes del
otro bando, que siempre están dispuestos a dejarse convencer de la buena
voluntad de los nazis.
¡Déjense de darle vueltas, abrir vías de escape, marear al pueblo
vasco y hacer el ridículo! La única solución al terrorismo de ETA en estos
momentos es que ésta entregue las armas y se disuelva. Punto.
Una vez celebrado el mitin del domingo en Anoeta, las reacciones de
los partidos políticos democráticos muestran hasta qué punto el wishful
thinking domina determinadas actitudes. Ha tenido que entrar en juego esta nueva
ETA que no tiene quien le escriba para que algunos vieran por fin las cosas con
la claridad que demandaba el acto del domingo. Por supuesto, PSOE y PNV no
echaron el lunes las campanas al vuelo, ya que había faltado la siempre
esperada declaración que distanciara a Batasuna de ETA. Pero ambos vieron en la
intervención de Otegi un paso positivo, aunque insuficiente, cerrando los ojos
ante el significado inequívoco de los carteles de "¡Gora ETA
militarra!" que decoraban el recinto. La esperanza de nuestros
optimistas consistía en que ETA por lo menos callara, de modo que pudieran
ponerse sobre la mesa razonamientos del tipo "no hay que pedirles que
cambien de un día para otro", "acerquemos los presos, así comprobarán
nuestra buena disposición" o "ya se ve, hay que optar por el diálogo,
porque de hecho ETA ha declarado una tregua".
Sólo que ETA no se limitó a poner unos petardos, sino que habló,
recuperando su santa intención de atentar contra Ejército y Policía. Para el
que no sea ya ciego contumaz, queda claro que como en su día la tregua, la
postura anunciada por Batasuna no es más que una maniobra, convertida en
inevitable por la debilidad de la constelación política que gira en torno a la
banda, así como de la propia ETA en el plano de los recursos materiales y
humanos. De momento, el PNV ve cómo se disipa la esperanza de un apoyo batasuno
al plan Ibarretxe, el cual hubiera llegado tras unas conversaciones
mirando a la galería, de cuyo buen éxito hubiera sin duda deducido que era este
"diálogo" fructífero entre patriotas vascos, y no la tenaza policial
y judicial lo que había llevado al fin de ETA.
La verdad es que el nacionalismo de ETA y sus seguidores disponía de
escasas bazas, dada la sucesión de descalabros que había sufrido en los últimos
meses. Si acordaba sin más proseguir la lucha armada en los términos de
comunicados anteriores, podía caer en el ridículo, dada la falta de capacidad
para cometer atentados. Ante esa situación de impotencia, los votos iban a
deslizarse insensiblemente hacia los partidos componentes del Gobierno vasco.
Batasuna seguiría condenada a la ilegalidad. Y si suspendía la lucha armada, de
acuerdo con la carta de los seis, confesaba su fracaso y limitaba el
papel político de Batasuna al de compañero de viaje del plan Ibarretxe.
La única escapatoria consistía en intentar la cuadratura del círculo, dejando
las cosas como estaban en cuanto a ETA, si bien poniendo por delante a Batasuna
como verdadero protagonista en apariencia de una lucha política por la
autodeterminación. Había que insistir en su hasta ahora desconocida vocación de
paz, pero a la sombra de la exaltación de una ETA que de momento quedaría en
segundo plano, como si el brazo político fuera el único protagonista verdadero.
ETA en plan ángel de la guarda: no estaba mal la idea, y con toda seguridad el
PNV la apadrinaría si le dejaban el menor resquicio para ello.
Así que Batasuna pasa a presentarse como un actor estrictamente
político, dispuesto a reingresar en la legalidad, que es de lo que se trata,
gracias a sus rotundas afirmaciones de lealtad a la vía legal y de rechazo de
las actividades emblemáticas que la caracterizaron durante la anterior década,
tales como la kale borroka. Otegi se presenta ante los vascos con el
ramo de olivo en la mano, lo mismo que hiciera Arafat ante la Asamblea de la
ONU, y tal vez con análoga carga de doble lenguaje. Porque de ETA y de un
eventual cese del terror no se dice nada. Cada mochuelo, a su olivo. En este
relato cargado de hipocresía, es el brazo político quien pasa a primer plano
del escenario, no de la realidad, al margen de lo que haga ETA, como si ésta
fuera otra cosa que el miembro dominante del binomio ETA-Batasuna
En suma, se trata de subrayar una ruptura aparente, pero ficticia,
entre Batasuna y ETA, de manera que la primera pueda exigir, con el apoyo del
PNV, un reingreso en la democracia. Batasuna necesita estar presente en las
próximas elecciones autonómicas para que tanto ella como ETA puedan sobrevivir
políticamente. Resulta dudosa la oportunidad de favorecerle en su empeño.