EN EL CENTRO HAY SITIO
Artículo de Tonia Etxarri en “El Correo” del 06.05.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Llega un momento en que la actitud
de los partidos políticos, después de haberse subido a la parra (al monte, en
nuestro caso) para practicar la más radical de las políticas excluyentes,
necesitan volver al equilibrio del péndulo para brindar una imagen más
domesticada. Y como los partidos tienen de todo, porque son mucho más que un
club, exhiben todo su elenco de estilos, según el momento, cuyo perfil encaje
más con la necesidad de los nuevos tiempos. Ahora toca centrarse.
Porque ha habido tanta sobredosis de comprensión y complicidad desde el gobierno
del lehendakari Ibarretxe con los socios de Otegi, que el presidente del PNV, en
plena etapa de ' verificación' de que ETA no va a volver a cometer atentados, ha
decidido, por si acaso, recuperar la imagen centrista de aquel nacionalismo que,
un día ya bastante lejano, exhibió el lehendakari Ardanza con bastante poco
éxito entre sus bases, por cierto.
Imaz, tras su entrevista con el presidente Zapatero en La Moncloa, hizo un
cántico al entendimiento democrático; es decir, abogó por la suscripción de
acuerdos con las formaciones no nacionalistas. Un movimiento de piezas que no se
produce por casualidad. Imaz sabe lo que hace. Y, ahora que él mismo ha podido
detectar intenciones entre los socialistas, de dejarles fuera de la foto de la
futura gobernabilidad, decide recuperar al PP para exhibirlo donde le
corresponde: en la primera línea de la política. Por la sencilla razón de que
los populares son, en el Congreso de los Diputados, la segunda fuerza política
que representa a diez millones de votos y, en Euskadi, la tercera fuerza del
Parlamento.
Esta realidad ha estado siempre ahí. Desde que la ciudadanía vasca votó el
pasado año, ejerciendo su soberanía y, de paso, diciendo a Ibarretxe que su plan
no convencía. No son tiempos fáciles para la recuperación de un discurso
centrado. Otegi sigue recordando sus condiciones, a cambio de la inactividad de
ETA. Si no se relegaliza (¿vaya palabro!) a Batasuna y no se pone en marcha la
Mesa del diálogo multipartito, no va a empezar la función por mucho que
Ibarretxe reclame la atención de la ONU.
Quizás por eso, Imaz se dirige a Otegi, y a su valedor en Ajuria Enea, para
recalcar que la Mesa no puede funcionar hasta que no se compruebe que existe una
ausencia total de la violencia. Y es que todavía existen brotes de amenazas y
coacciones porque la intimidación es una baza que les ha funcionado a los
terroristas en muchas ocasiones.
El juez Marlaska sigue aplicando la ley, desde la soledad de su cargo, mientras
el Parlamento vasco quiere influir en el sumario contra los imputados por su
presunta relación con ETA. Pero nadie que defienda la separación de poderes en
un Estado de derecho debería intentar condicionar a la judicatura. Por mucho que
se escude tras la protección del escaño.