EQUILIBRISTAS EN ASIA
Artículo de Xavier Batalla en “La Vanguardia” del 4-3-06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Mark Leonard, autor de Por qué Europa liderará el siglo XXI (Taurus, 2005), ha
pronosticado que dentro de veinte años no habrá un nuevo orden internacional,
sino cuatro. Este mundo estará dividido, en su opinión, por dos ejes: uno lo
partirá entre democracias y autocracias y otro separará a los partidarios del
equilibrio de poder de los que prefieren un mundo organizado por instituciones
internacionales. Uno de los polos será China, en alianza con Rusia; otro,
Europa, y el tercero, una zona caótica. El cuarto polo, en torno a Estados
Unidos, será el más poderoso, sobre todo si cuenta con India.
India tiene un pie en Occidente y otro en Asia. El dilema ya se planteó durante
la Segunda Guerra Mundial, cuando los indios, parte del imperio británico,
tuvieron que elegir entre unirse a los japoneses o luchar junto a los
británicos. La respuesta fue una de cal y otra de arena. Las tropas indias bajo
el mando británico pelearon contra los japoneses, pero el denominado Ejército
Nacional Indio, organizado por Subhas Chandra Bose, se unió a los nipones. Un
dilema parecido vuelve a plantearse ahora a India, aunque los protagonistas han
cambiado. China ha sustituido a Japón en las preocupaciones de Estados Unidos. Y
los tirones que Occidente le da a India proceden de Washington. ¿Será India un
contrapeso a China como lo fue China para la Unión Soviética?
Henry Kissinger se encuentra en Asia como en casa. Para el ex secretario de
Estado, las relaciones entre los grandes de Asia en la posguerra fría son como
la balanza europea del siglo XIX, cuando la teoría del equilibrio decía que los
estados buscan maximizar su poder pero el empate se mantiene si las alianzas
impiden la hegemonía de un Estado. Asia reúne las características que
rejuvenecerían a Kissinger. En el tablero existen tres tipos de actores. En
primer lugar, las grandes potencias, que son cinco: Estados Unidos, China,
Japón, Rusia e India. Después, las potencias medianas, que no pueden imponerse
pero sí inclinar la balanza, como Pakistán (en buenas relaciones con Pekín y
Washington, pero rival de Nueva Delhi), Indonesia, Corea del Sur y Vietnam. Y,
finalmente, los peones, como Laos, Camboya y Singapur.
Estados Unidos es el primer actor en Asia, con alianzas (Japón y Corea del Sur)
decisivas. Pero ya sufre la competencia. La influencia de China no para de
crecer, desde Corea del Norte hasta Pakistán e Irán. Japón se refugia bajo el
paraguas estadounidense. Rusia mueve muchos hilos, como demuestra en Irán. Yla
quinta potencia, India, es cortejada por el resto. Por Nueva Delhi ya han
desfilado todos los modelos. El primer ministro chino, Wen Jibao, declaró que
los dos países son la clave de "un siglo asiático". El japonés Junichiro Koizumi
admitió que India es "una gran potencia". Jacques Chirac pareció dar la razón al
ministro indio de Comercio, Kamal Nath, que le recibió con la afirmación de que
"Francia debe reconocer que el centro de gravedad se desplaza del Atlántico al
Índico". Y George W. Bush ha cerrado esta semana un controvertido acuerdo de
cooperación nuclear civil con India.
¿Hacia dónde mira ahora India, cuya economía necesita a Occidente? Sashi
Tharoor, escritor indio y subsecretario general de la ONU, se inclina por Asia.
En una reciente visita a Barcelona, Tharoor afirmó a este corresponsal que
"India tiene más interés en desarrollar unas relaciones amistosas con China que
en convertirse en un contrapeso". Pero Washington teme la hegemonía china en
Asia. La prueba es el acuerdo que levanta el embargo de tecnología nuclear que
pesa sobre Nueva Delhi desde hace tres decenios. El compromiso significa una
recompensa para un país que ha construido en secreto la bomba atómica, ha
realizado cinco pruebas nucleares en ocho años y no ha firmado el tratado de No
Proliferación (TNP).
La lección es curiosa. Si un país firma el TNP pero pretende no cumplir sus
reglas, se le puede castigar, como a Irán; pero si un país no firma el tratado
pero dice que cumplirá sus reglas, entonces se le recompensa, como a India.
¿Dónde está el truco? Estados Unidos quiere a India como socio estratégico. Eso
no significa, sin embargo, que todo esté resuelto. El acuerdo levanta ampollas
en los parlamentos respectivos, que deben ratificarlo. En el Congreso
estadounidense, porque India no ha firmado elTNPy no acaba de decir qué
instalaciones son militares y cuáles son para uso civil, y en el Congreso indio,
porque los nacionalistas consideran que la promesa de abrir la puerta a los
inspectores internacionales recortará la soberanía.
La India de Nehru, que se quería neutral y cojeaba del pie soviético, no existe.
La prueba es el acuerdo con Washington que molesta en Pekín, ¿Utiliza Bush a
India contra China? India, tercer vértice del triángulo que haría feliz a
Kissinger, sabe inglés, que es el latín de hoy. En un tablero donde las
relaciones entre los grandes no son ahora de enfrentamiento, sino que oscilan
entre la cooperación y la competencia, India se deja querer por Estados Unidos y
Japón, pero también por China. ¿Quién utiliza a quién en Asia?