¡SALVE PETRAEUS!
Artículo de GEES en “Libertad Digital” del 08.04.08
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web.
Este martes
testificará ante el Senado y la Cámara de Representantes el general David Petraeus. En el largo vuelo que le habrá llevado de Bagdad
a las escalinatas del Congreso americano habrá tenido tiempo de sobra para
reflexionar sobre su nuevo informe concerniente a la situación en Irak. También
habrá pensado sobre las distintas circunstancias políticas desde su primera
aparición, en septiembre pasado, a esta.
Para empezar, hace
seis meses los demócratas seguían aferrados a que la guerra se había perdido y
que todo cuanto decía el general David Petraeus o
estaba "cocinado" para ayudar al presidente o era tan insignificante
que podía desdeñarse. La senadora Clinton llegó a afirmar que escuchar a Petraeus era como sentarse en el cine: había que
"suspender la incredulidad". Veremos con qué ojos mira ahora Petraeus a Hillary Clinton y a Obama, que fue entonces todavía más duro.
El general dirá lo
que tiene que decir y que sólo los muy necios todavía niegan. A saber, que la
situación general de seguridad ha mejorado y mucho, aunque aún tiene que
progresar mucho más. Los sunníes han cambiado de
estrategia y ahora colaboran tanto contra los terroristas de Al Qaeda, a los
que antes daban refugio, como contra los extremistas de su campo cuyo principal
objetivo era matar a cuantos más chiítas mejor. La
violencia sectaria se ha reducido drásticamente y, en consecuencia, los muertos
civiles a ella vinculados. Igualmente, los ataques contra las tropas de la
coalición han caído espectacularmente. Y Al Qaeda ha visto reducir su libertad
de movimientos y hoy se encuentra aislada. Es más, los
radicales chiítas también parecen convencidos de la
necesidad de colaborar por el momento, evitando ser vistos como un problema
mayor.
Nadie de quienes le
interroguen mañana podrá negar sus datos, porque nadie puede negar los hechos.
La seguridad ha aumentado en Bagdad y en el resto del país. La batalla de
Basora, que tantas imágenes ha generado en los últimos días, ha puesto en
evidencia varias cosas, y no siempre negativas. La primera, que el Gobierno y
buena parte de los chíitas quieren que sus elementos
más radicales sean desarmados. La segunda, que la formación y equipamiento del
ejército iraquí está dando sus frutos. Los soldados iraquíes han conseguido en
pocos días lo que los británicos no han logrado en varios años, a pesar de
todas las deficiencias que se quieran ver en la planificación y ejecución de
esta batalla.
Petraeus puede estar
satisfecho. Los famosos indicadores sobre seguridad han sido cumplidos sin
excepción. Ahora los críticos sólo pueden acusarle de que se avanza lentamente
en el terreno político, pero no dejará de ser otro baldío intento de negar la
realidad. Los avances en seguridad están ayudando a mejorar el grado de
colaboración política entre las diversas facciones y partidos y, aunque se vaya
más lentamente, también los indicadores en ese terreno están camino de poder
cumplirse.
Ahora bien, como un
buen militar sensato y prudente, Petraeus avisará de
que todo lo conseguido puede perderse si cambian las circunstancias. Y aquí
viene la principal lección de la llamada nueva estrategia americana: el
compromiso de enviar más tropas a Irak era también el compromiso de no
abandonar a los iraquíes, el compromiso personal de George W. Bush de seguir allí
hasta la victoria, costase lo que costase. Y esa determinación posiblemente
haya contado tanto o más que el aumento del contingente desplegado en Irak.
Frente a quienes pedían a voces una rápida retirada, como Barack
Obama, la opción de Bush, y dicho sea de paso también
de McCain, parece hoy mucho más sensata y positiva. Para los Estados Unidos no
hay nada peor que dar la imagen de estar confusos, vacilantes y con ganas de
retirarse. Bush y Petraeus le han dado la vuelta a la
tortilla.
Lástima que, a estas
alturas de las primarias demócratas, el show mediático se centre, como es casi
seguro, en ver qué dicen Hillary y Obama al respecto. Por desgracia para ambos, hablarán muy
tarde y ya estaremos para entonces todos dormidos. Al menos en este lado del Atlántico.