ENRIQUE BARÓN FIRMA EL MANIFIESTO CONJUNTO UN ’NEW DEAL’ PARA EUROPA
En Europa se está
librando una guerra entre gobiernos electos y agencias de calificación que no
han sido elegidas cuyo único perdedor es la propia Europa. Los gobiernos
intentan gobernar pero las agencias mandan. Los electores lo saben y por eso en
ciertos países se oponen a las transferencias fiscales a otros países.
Noticia de “El Imparcial” del 06 de julio de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado la noticia que sigue para incluirla en este sitio web.
Sin embargo algunos de esos países, Alemania incluida, se benefician de un euro más competitivo de lo que les hubiera correspondido si la Eurozona se hubiera limitado a un reducido núcleo de países centrales. Y si los países más expuestos a la deuda suspenden pagos eso dañará a los bancos y fondos de pensiones también en Europa central, no sólo en la periferia. Nadie está libre de riesgos.
La respuesta no es menos Europa sino más. Coincidimos con Jean-Claude Juncker y Giulio Tremonti en que la conversión de una parte de la deuda pública de los países en bonos de la Unión Europea serviría para estabilizar la situación.
La
decisión de una conversión de ese tipo no necesariamente ha de ser unánime.
Puede ser una forma más de cooperación reforzada como lo fue en su día la
creación del euro. Aquellos gobiernos que quieran mantener sus propios bonos,
como podría ser el caso de Alemania, podrían hacerlo.
Coincidimos
también con Juncker y Tremonti
en que las emisiones de bonos europeos podrían comercializarse globalmente y
atraer así el ahorro de los fondos soberanos y de las economías emergentes
cuyos gobiernos están pidiendo un sistema global de divisas más plural y
diversificado. De este modo se producirían ingresos financieros del exterior a
la UE en lugar de transferencias fiscales dentro de ella.
Pero
nuestra opinión es que la conversión de una parte de la deuda pública nacional
en bonos de la UE no necesariamente debe hacerse a través del mercado. Podría
quedar en manos de la propia Unión. Puesto que esta deuda no estaría expuesta
al mercado, estaría fuera del alcance de las agencias de calificación. El tipo
de interés sería fijado por los ministros de Finanzas del Eurogrupo
sobre la base de la sostenibilidad. De esta forma se podría eludir la
especulación y serían los gobiernos los que gobernaran, en lugar de las
agencias.
Proponemos
también que hay que sacar enseñanzas del New Deal estadounidense
de los años 30 que inspiró las propuestas hechas en 1993 por Jacques Delors de acompañar la moneda común con la emisión de bonos
Europeos comunes.
La
Administración Roosevelt no necesitó que los bonos federales fueran ni
financiados ni garantizados por California o Delaware ni ningún otro Estado.
Tampoco precisó de transferencias fiscales de ninguno de ellos ni compró su
deuda. Del mismo modo, la UE puede emitir su propia deuda en estos momentos.
Los
bonos de los EEUU se financian a partir de una política fiscal común. Europa no
cuenta con ella, pero los Estados miembros cuya deuda nacional sea parcialmente
convertida en eurobonos pueden atender a los pagos a partir de sus propios
ingresos fiscales sin necesidad de transferencias de otros.
Europa
tiene además otra ventaja que hasta ahora no se ha tenido en cuenta. La mayoría
de sus miembros están fuertemente endeudados tras haber acudido en rescate de
los bancos. Pero la UE, por si misma, tiene una duda prácticamente nula.
Incluso después de las ayudas a ciertos países a partir de mayo pasado, la deuda
de la UE es inferior al 1% de su PIB.
Esto
supone menos de la décima parte del nivel del que partieron los EEUU cuando
emitieron los bonos con los que se financió el New Deal
y cuyo éxito proporcionó la confianza suficiente para lanzar el Plan Marshall.
Éste sirvió para recuperar a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y
Alemania fue la beneficiaria clave.
Ni
siquiera se precisa crear una nueva institución para la emisión de los bonos.
El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) puede perfectamente ser el
tenedor de un bono protegido de los mercados de la forma expuesta. Las
emisiones netas de bonos para el crecimiento pueden correr a cargo del propio
FEEF o del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Los pagos pueden atenderse a
partir de los retornos generados por proyectos co-financiados
como ocurre con las emisiones del BEI.
EL
BCE es el guardián de la estabilidad de los precios pero el grupo del BEI puede
ser el encargado del crecimiento. La financiación a proyectos por parte del BEI
actualmente duplica a la del Banco Mundial. Lleva cincuenta años emitiendo sus
propios bonos sin necesidad ni de garantías nacionales ni de transferencias
fiscales. Ninguno de los países grandes de la Eurozona computa sus créditos
dentro de su deuda pública.
La
emisión de bonos no es lo mismo que la impresión de dinero. No es monetizar la
deuda. Las emisiones netas de bonos supondrían entradas netas de financiación
para la recuperación europea, en lugar de la austeridad. Urgimos al Ecofin y al Consejo Europeo a que reconozcan esta opción
tanto para proteger la Eurozona como para ganar en cohesión económica y social
a través de un New Deal para Europa.
Guiliano Amato
Enrique Barón
Stuart Holland
Jan Pronk
Michel Rocard
Jacek Saryusz-Wolski
Mario Soares
Jorge Sampaio
Guy Verhofstadt