INFLEXIÓN DE
EUROPA
Artículo de José Javaloyes en "República.com"
del 1-2-12
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
La convenida federalización fiscal de la Unión Europea en
el curso de esta última Cumbre de Bruselas, habrá que considerarla tanto como
el principio de la culminación del proyecto cuya fase inicial arrancó con la
firma del Tratado de Roma. Sólo la desinformación o la ignorancia de qué supone
la moneda como predicado central de la soberanía de los Estados, puede obstar a
la percepción de cuanto supone ese acuerdo para modificar el Tratado de la
Unión; del que se han descolgado Reino Unido y Chequia, para dar cabida a una
estructura, común por federal, que consolidará de una vez por todas el signo
monetario europeo.
A pesar de que el motor político que ha llevado a este
estadio final del proceso han sido los problemas derivados de las asimetrías
existentes en las aportaciones de estabilidad presupuestaria entre los Estados
integrados en la Eurozona, asimetrías o desigualdades de naturaleza económica
que arrojaban como saldo un déficit fiscal conjunto incompatible con lo
exigible por los mercados, lo que precedía a ello y en el fondo era la causa de
todo, no era otra cosa que el déficit institucional, concretamente constitucional,
del que se derivaba tal asimetría y descompensación entre las deudas de unos y
otros componentes de la Eurozona.
A eso se le ha dado el tajo en el acuerdo logrado ahora.
Con ello, la “regla de oro”, la constitucionalización
de los topes a que se debe someter el déficit de cada miembro del euroclub, pasa de ser una avenencia entre Estados a un
rango de compromiso de los eurosocios con su propia y
suprema legalidad, que es la legalidad constitucional. Propia a la vez que
concertada entre los suscribientes del nuevo Tratado Europeo.
Pero el cambio no se circunscribe sólo al radical asunto
de la unidad monetaria para los integrantes de la Eurozona que permanecen en
ella; de lo que se deben derivar no sólo efectos poco menos que salvíficos
frente a la crisis monetaria y la del mismo crecimiento económico, sino que
lleva a conclusiones de ámbito más general, que desborda lo económico en la
práctica totalidad de sus facetas para alcanzar lo político como Historia
presente y lograr cuanto no se logró anteriormente, en la política pretérita
como Historia pasada.
A efectos de la integración europea no conseguida por la
España de los Habsburgo, ni por la Francia de Napoleón ni por la Alemania de
Hitler, desde las respectivos proyectos de la unidad en la fe católica, del
ideario nacional conforme los moldes de la Revolución Francesa, ni tampoco del
mito de la superioridad racial alemana, podría conseguirse de ahora en adelante
con la federalización de la política fiscal, que podría permanecer más allá de lo
que permanecían o duraban las alianzas anfictiónicas de las Ciudades- Estado en
la antigua Grecia, constituidas para permanecer y prevalecer frente a los
enemigos exteriores de la Hélade, como ocurrió en las
Guerras Médicas, contra el Imperio Persia.
Más allá de cuanto a España y otras naciones sumidas en
la crisis nos cueste, puede ser los más cierto que la dinámica de integración
fiscal para que el Euro prevalezca y la borrasca económica perfecta comience a
escampar, acabe de llevarnos a todos los europeos adónde no habíamos conseguido
hasta ahora. Aunque se trata de un proceso en que los españoles y algunos otros
más habremos de dejarnos poco menos que la piel en el camino. El reciente
pasado ha sido también en lo económico tan catastrófico como venturoso pueda
serlo el futuro a medio plazo. Pero tiene éste muchas variables que escapan a
todos los europeos, los mal y los bien situados en toda esta aventura del Euro,
de las crisis globales de poder y de los cambios históricos provocados por la
propia evolución en las magnitudes de complejidad amasadas por el tiempo. Para
todo ello la Europa que ahora inflexiona es nuestro
soporte ya y nuestra deseada perspectiva de la Historia.