¿QUÉ HACER?
Artículo de Florentino Portero en “ABC”
del 01 de febrero de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
A veces tan interesante es lo que ocurre como las reacciones que esos hechos provocan. Los medios de comunicación occidentales nos presentan un panorama donde las coincidencias son tan interesantes como las divergencias. Entre las primeras destacan dos. El régimen político egipcio merece una crítica dura por su incompetencia y corrupción, lo que hace comprensible que los ciudadanos se echen masivamente a la calle y, jugándose la vida, traten de poner fin a su existencia. Sin embargo, el riesgo de que los islamistas aprovechen la situación para acceder al poder y dar un vuelco a la de por sí compleja situación política del Mundo Árabe es real, por lo que hay que actuar con prudencia. Entre las segundas sobresalen otras dos ¿Son los manifestantes gentes sinceramente comprometidas con la democracia? En el hipotético caso de que los reformistas lograran imponer un proceso de transición hacia la democracia ¿Podrían resistir la presión de los Hermanos Musulmanes para reorientar el proceso hacia un régimen islamista?
Oponerse a una dictadura puede resultar heroico, pero no implica la condición de demócrata ¡Cuantos comunistas se enfrentaron al fascismo con el ánimo de imponer otro tipo de dictadura! La experiencia de lo ocurrido con la revolución iraní debería enseñarnos que más vale lo malo conocido que… El Sha Reza Pahlevi dejaba mucho que desear como gobernante a ojos de un europeo, pero comparado con Jomeini, sus ayatolás y guardias revolucionarios semejaba un padre franciscano. Los árabes no están menos dotados que el resto de los mortales para vivir en democracia, pero cada país ha tenido su propia historia y se ha acercado más o menos a la creación de un auténtico estado de derecho. Egipto está muy lejos de lograrlo y el peso de las fuerzas políticas moderas es muy limitado. Confundir nuestros deseos con la realidad puede tener consecuencias desastrosas.