LA CONSTITUCIÓN ¿DE QUÉ EUROPA?
Artículo de Valentí PUIG en “ABC” del 26/10/04
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
VAN a
pedirnos el voto para la Constitución de la UE en el peor momento de ésta. Nunca
la crisis fue tan profunda.
El desacuerdo alcanza a las mismas bases culturales y religiosas de Europa, y
esto cuando la convivencia que imponen los movimientos migratorios exige más que
nunca saber qué somos, qué defendemos, de quién y de qué nos defendemos. Pero el
peligro mayor no está en los «otros», sino en nosotros mismos, en nuestros
multiculturalistas, tan dispuestos a aceptar a los demás como a negar lo propio.
Aparentemente atolondrados, no dan puntada sin hilo. Decididamente
anticristianos, quieren ganar la batalla de la sociedad laicista. Eso es lo que
da sentido a su política. Superadas ya las ambiciones de cambiar el mundo, les
queda la reafirmación de la Europa posterior a la Ilustración. El patrimonio
anterior es para ellos pura arqueología.
Si éstos quieren una Constitución a la medida de una Europa laicista, otros se
niegan a votarla porque creen que los mecanismos institucionales que se han
diseñado en aquélla consagran para siempre una Europa neoliberal. Éste es el
caso de Fabius y de una buena parte del socialismo francés. A éstos no les basta
con que la Unión Europea sea únicamente hija de la diosa Razón en el plano de
las referencias religiosas y culturales, sino que, además, lo sea de Jean Jaurés
y Rosa Luxemburgo.
ESTÁ, por otro lado, la contradicción entre coherencia y seguridad. La Europa de
25 ya no es un club de selectos, pero a cambio podría tener el gran atractivo de
la seguridad. A condición de que se cumplan dos condiciones: en primer lugar,
que los europeos tengamos muy claro el peligro islamista; en segundo lugar, que
tengamos un gran sentido atlantista. ¿O puede hablarse de un espacio seguro
desde Irlanda hasta Lituania si no existen unas relaciones fuertes entre la UE y
Estados Unidos? Es más, ni Francia ni Alemania podrán nunca liderar la Unión de
25 si un buen número de países europeos no se saben en la misma estrategia a
escala mundial que Estados Unidos. Dicho de otro modo, el antiamericanismo de
Chirac no sólo no funciona en la periferia europea, sino que será un obstáculo
para la UE. En una palabra, el entendimiento de los 25 -el interno, digo- pasa
por tener unas buenas relaciones con el amigo americano. Dicho de otra manera:
Polonia o Gran Bretaña o la República Checa no son piezas manejables por el Eje
franco-alemán sin más. No habrá UE que merezca la pena, no habrá territorio
seguro sin una proyección americana. Kerry y Chirac son dos burbujas, con
vocación de burbujas, tan frágiles como las burbujas. Hasta ahora se ha venido
diciendo que los europeos teníamos que pensar en términos supranacionales; en
adelante habrá que pensar en supracontinentales. El mensaje de Francia está
hecho de miedo y de pretenciosidad. Vichy y De Gaulle. Por eso las posibilidades
de Europa pasan por poner en su sitio a Francia y restablecer el americanismo.
¿Multilateralidad de EE.UU.? Y americanismo europeo.
Y en éstas nos plantean el ingreso de Turquía. Nos hablan de la seguridad que
puede darle a Europa la incorporación de estos setenta millones de musulmanes no
fundamentalistas. La pérdida de la coherencia se gana en seguridad. Sólo en caso
de que aumente la vocación atlantista de Europa.
Sin unas bases culturales y religiosas, sin una clara conciencia de nuestro
occidentalismo, sin un atlantismo que compense el ingreso de Turquía... la
aprobación de la Constitución sería un disparate.