LA VIUDA
Artículo de Alfonso USSÍA en “La Razón” del 10/11/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Según «Forbes», el moribundo Arafat es el noveno jefe de Estado, sin Estado en
su caso, más rico del mundo. Se estima en doscientos mil millones de las
antiguas pesetas su fortuna personal. No está mal. Sucede mucho por ahí. La
guerra, la revolución y la resistencia son fuentes de riqueza. También el
terrorismo, actividad que Arafat practicó con constancia, pericia y pingües
beneficios. Todo en nombre de la liberación de Palestina. Mucho me temo que la
primera liberación que tiene que culminar Palestina es la de liberarse de
Arafat. Me intranquiliza la situación de la viuda, Suha Arafat, que vive en
París. Tiene que resultar terrible vivir lejos del esposo asediado. Lo hace
gracias a los cien mil dólares mensuales que percibe de su marido. La prensa
europea pasa por alto esos pequeños detalles. Nunca se ha detenido a analizar
las fortunas de los llamados dirigentes revolucionarios. A Fidel Castro nadie le
ha llamado ladrón, siendo uno de los mayores ladrones nacidos en el Caribe, que
ya es mérito. Me recuerda al pensamiento emitido en alta voz por un conocido
actor americano: «Mi padre era el más borracho de su pueblo. Lo malo es que el
pueblo de mi padre era Nueva York».
El sábado pasado, Televisión Española nos regaló un «Informe Semanal»
dedicado a la figura de Arafat. Emocionante. Los judíos, malísimos, y Arafat, el
bueno. De la fortuna del «rais» ni una palabra. Apareció en la pantalla un joven
diplomático muy aparente, con un alto cargo en el organigrama de Moratinos, gran
amigo de Arafat. Las palabras del joven diplomático, que había convivido unos
días con Arafat en la «mukata» asediada, rompieron mi entereza. Lágrimas de
rocío amargo fluyeron por mi rostro cuando oí al aparente diplomático decir que
Arafat le inspiraba «ternura». Un gran cursi el aparente diplomático, actual
secretario de Estado creo, o subsecretario, que no estoy al día. Figura
entrañable, ternura. Este hombre ve un lago de nenúfares y se instala sobre
ellos. Pero me voy por las ramas o los pétalos inmensos de los nenúfares. La
viuda. Mujer admirable. Con apenas cien mil dólares al mes es capaz de
sobrevivir en París alejada de su marido. Tiene treinta y cuatro años menos que
Arafat, pero se casó por amor. Lógico, por cuanto Arafat siempre ha sido muy
atractivo y además, rico. Y, por si fuera poco, tierno, según el alto
representante de nuestra diplomacia. Doña Suha no se fía de los palestinos, y
quiere mantener vivo a su marido para que nadie pueda sustituirlo. Para mí, que
más preocupada está por la herencia que por la salud del «rais», pero no puedo
asegurarlo porque se trata de un juicio de valor. Lo normal es que la fortuna
revolucionaria la hereden doña Suha y la hija, que creo que tiene una hija,
aunque tampoco puede asegurarlo. No parecen muy ricos los territorios palestinos
para crear fortunas de esa índole. Pero no importa. Según Televisión Española,
Arafat es buenísimo y los judíos unos forajidos. ¿El terrorismo? Nada de nada.
Un terrorismo tierno. Y ahora la viuda, pobrecita mía.