ISRAEL SE DEFIENDE
Artículo de Germán Yanke en “La Estrella Digital” del 06 de enero de 2009
Por su interés y relevancia
he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Una guerra es una guerra, no hay duda, y sus efectos desgraciados son inevitables cuando se toma la decisión de iniciarla. Está también la cuestión de dilucidar si una intervención militar como la del ejército de Israel en Gaza es la solución para los problemas de la zona. Se ha apuntado que si Israel no consigue el fin de Hamas tendrá que volver a negociar y, tras la guerra, la negociación será aún más difícil. Pero se puede dar la vuelta a este planteamiento y preguntar si había otra opción para defender a los ciudadanos de ese Estado de los ataques constantes, de la inutilidad de las treguas, como la gestionada por Egipto el pasado año, de la falta de reacción internacional ante una organización totalitaria, que eso es Hamas, que, además de cargarse el futuro de la Autoridad Palestina (antes, desde luego, de esta guerra), quería y sigue queriendo la destrucción de Israel. Tiempo, dicen algunos, la opción es tiempo, esperar, no actuar todavía. Pero ¿esperar qué?, ¿que siguiera todo como hasta ahora?, ¿que por arte de magia Hamas no contara con el apoyo de Siria e Irán?, ¿que cesaran los bombardeos contra el territorio de Israel por inspiración divina?
Dijo Obama que si se estuviera atacando con misiles la zona en que vive su familia haría todo lo posible por evitarlo. Quien piense que hacer todo lo posible era esperar, o llamar a Sarkozy para que siguiera presentándose como representante de la Unión Europea después de terminar la presidencia francesa, o pedir a Rodríguez Zapatero que invite a Madrid a Abu Mazen es un ingenuo. Nada de esto sirve para evitarlo, nada de lo que se ha hecho en la escena internacional ha servido para ello. Si el presidente español tiene que suspender ahora su viaje a Siria y Líbano es porque en Siria apoyan a Hamas y protegen a sus belicosos y totalitarios líderes. Y en Líbano no pueden, a pesar de tanta teórica ayuda internacional, con Hezbolá que, tan totalitaria como ella, también está del lado de Hamas. Ésa es la realidad.
Ahora asistimos a los tremendos efectos de la guerra, a las muertes, los edificios destrozados, las familias rotas. Ahora se pide en manifestaciones y foros que Israel se detenga. Pero hemos asistido a los bombardeos constantes, al fin de la tregua inútil, que también ha producido muertes, destrozos y daños y, en vez de exigir que Hamas se detenga, se pedía lo mismo que ahora: que Israel se detenga, que siguiera detenida. La única presencia de Israel en Gaza era entonces un soldado secuestrado, pero debía estarse quieta, callar, aguantar. Tenía razón Obama: cuando bombardean constante e impunemente el lugar en el que vive tu familia hay que hacer todo lo posible para que eso termine. Los que ahora piden que no se haga eso deberían preguntarse por qué no hicieron nada entonces, qué paradójica hipocresía está detrás de este imperante pacifismo a la carta.