AZNAR EL INCENDIARIO Y ZAPATERO EL PROGRE ANIQUILAN NUESTROS VALORES
Artículo de Eduardo Arroyo en “El Semanal Digital” del 30.09.06
Por su interés y relevancia he seleccionado
el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Estamos ante un pinza entre
aquellos que abren las puertas a lo antioccidental y los que se emperran en
el "Londonistán" olvidando que ellos mismos
crearon otros tantos "tanes" en España.
30 de septiembre de 2006. Cuando se tiene razón hay que decirlo. Y cuando
no se tiene también. José María Aznar ha preguntado por qué los musulmanes no
piden disculpas por la ocupación de España durante ocho siglos. Así, sin
contexto previo, es una buena pregunta que, naturalmente, ha puesto muy
nerviosos a los progres. Como parásitos esenciales que viven de descomponer un
cuerpo, se apuntan a todo lo que desmembra más y más
la sociedad en la que viven, que, por si alguien no lo sabe y le guste o no,
obtiene su cohesión de su matriz católica, europea y occidental. ¿Entre
musulmanes y cristianos? Pues está claro: los musulmanes. Estos no eran ni
menos religiosos ni menos militantes que los cristianos durante nuestra
Reconquista, pero tienen la ventaja de que combatieron a una de las bestias
negras de la progresía parasitaria.
Así, el pasado día 25, un tal Javier Ortiz, en El Mundo, ejercía su labor de
parásito y en un ataque de ofuscación frente a la afirmación de Aznar sacaba
todos los tópicos de la izquierda apolillada: los cristianos de la Reconquista
representaban la inquisición, la intolerancia y el oscurantismo, mientras que
los musulmanes daban lecciones de tolerancia. Por solo una cuestión de
anacronismo no mienta a la Guardia Civil y a Franco. Para el tal Ortiz, los
musulmanes no invadieron España porque entonces no existía y era solo un
"conjunto de Reinos". El tal Ortiz podía haber leído España
inteligible de Julián Marías o El concepto de España en la Edad Media de José
Antonio Maravall, pero no lo ha hecho porque entonces
Ortiz sería otra cosa.
He aquí un buen ejemplo de feroz crítica partidista. Algo que no ocurre solo en
las filas del cerril-progresismo, aunque sí mayormente.
En la derecha católica, el semanario Alba acaba de
publicar un editorial titulado "Todos somos Benedicto XVI" y dice
"La reacción internacional a las palabras de Benedicto XVI ha sacado a
relucir la división en las comunidades islámicas. Algunos Estados piden calma a
sus ciudadanos mientras las manifestaciones y quejas violentas se repiten por
todo Oriente. La cadena de televisión musulmana Al-Yazira
ha alimentado el malestar y las protestas pero no ha emitido el discurso
íntegro del Papa ni sus explicaciones".
Esto es falso. El mismo 17 de septiembre, en pleno auge de la polémica, la
versión de Al-Yazira en inglés a las 14.24 (11:24 GMT)
emitía una serie de extractos de carácter oficial del discurso del Papa y ponía
un enlace a la página del Vaticano para la lectura del texto íntegro. ¿Error o
partidismo? Lo ignoro, pero si bien este error puede ser justificable, no lo es
en absoluto la tertulia de Intereconomía del pasado
domingo 24 por la noche en la que se acusaba a Mahoma de pederasta e incluso se
llegó a decir que el Islam defiende la pederastia.
Esta ausencia de rigor por unos y otros nos lleva a todos a las redes de los
que bien quieren incendiar una guerra de civilizaciones o bien pretenden
aniquilar nuestra propia sociedad. Por eso se echan de menos algunas críticas
evidentes.
En el caso de Aznar, es evidente que este hombre se ha unido al primer grupo.
El de los Daniel Pipes, Bill Bristol, Michael Leeden
y otros, que utilizan ahora de modo inusualmente común, y a modo de paradigma,
el término "Londonistán", una palabra que
denuncia de manera sintética la invasión del Reino Unido por una creciente
minoría alógena de musulmanes. Durante años, todo aquel que denunciaba el auge
del Londonistán, era estigmatizado, al estilo
Zapatero, con el calificativo de "xenófobo" y de "extrema
derecha". La pregunta es ¿por qué Pipes, Aznar y compañía no denunciaban
antes de la guerra de Irak la invasión que ahora pretenden? ¿Les preocupa la
invasión de un continente o que los planes del lobby neocon
de Washington se vayan al traste?
A Aznar, sinceramente, no creemos que le preocupe mucho que nos invadan los
musulmanes, ya que él actuó, en su etapa de gobierno, como un verdadero conde
Don Julián, mediante cuatro regularizaciones masivas –las mismas que ahora
critica Ana Pastor al PSOE- y varios cientos de miles de musulmanes
"regularizados". ¿Por qué entonces no pensaba en Londonistán
o en, por ejemplo, Barcelonistán? Es sospechoso el
asunto.
Para seguir con la derecha, entregada a la putrefacción del liberal centrismo,
se echan de menos también voces como la de Samir Khalil Samir, islamólogo,
egipcio, jesuita y profesor de Historia de la Cultura Árabe e Islamología en la Universidad de Saint Joseph de Beirut. Samir nos recuerda en un interesante artículo que "La
verdadera crítica del Papa, de hecho, está dirigida a Occidente, que ha alejado
la razón de Dios". Esta vía de razonamiento abre posibilidades en las que,
sinceramente, ni la progresía izquierdista ni el liberalcentrismo
van a sentirse muy cómodos y, lo que es peor, su aparente oposición va a
aparecer como una mera riña de parientes.
Por desgracia, Samir es partidario de "ayudar al
desarrollo de las tendencias liberales y modernistas que intentan conjugar
razón, libertad y fe" y añade que éstas "son tendencias minoritarias
pero abren caminos innovadores por los que los demás pueden encaminarse y
avanzar hacia la modernidad". Cabe preguntarse ¿qué quiere decir Samir con "tendencias liberales y modernistas"?
¿Qué significa para él el término "modernidad"? Evidentemente no debe
querer decir lo mismo que hoy se entiende por tal en Occidente, claro.
A fecha de hoy somos una civilización en declive gracias a la
"modernidad" y a las "tendencias liberales y modernistas".
Somos individualistas, materialistas y consumistas en grado creciente. Nuestra
natalidad es un signo claro de que no pensamos para nada ni en la comunidad ni
en la descendencia. Además, el rechazo a las armas –esto es, a la voluntad de
defenderse- es hoy general en todo el Occidente.
Todas estas patologías han sido alentadas por el mito del progreso, por el
individualismo alejado de lo trascendente y por la desconexión de todo vínculo
histórico, cultural y comunitario con el pasado –la "nación cívica"
de Vidal Cuadras y ahora de "Ciutadans de
Catalunya". Entonces, si para Samir hay otra
modernidad ¿por qué no la define? Ese sí que sería un buen servicio evangélico,
porque guste o no, el cristianismo en Occidente es todavía el único sostén de
la sociedad. Sería además un buen ejemplo de ruptura con la mentalidad
partidista, que nos impone que, si los otros defienden una cosa, yo debo
defender lo contrario. Hay que pensar por sí mismos, y no a rebufo del debate
partidista que todo lo enrarece. Como se ve, hoy más que nunca, hacen falta
verdaderas elites.