¿UNA NAVIDAD LAICA?
Artículo de Iñaki EZKERRA en “La Razón” del 24/12/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
La Navidad laica es la última ocurrencia del Gobierno de Zapatero y ha prendido
socialmente. Las postales que me llegan este año de los bancos y las
instituciones, el papel que compro para los regalos carecen no ya sólo de
referencias católicas sino hasta de los tradicionales símbolos «paganos» –el
árbol, el espumillón, las bolas…– que ya laicizaron a su vez la Navidad española
en la década desarrollista de los sesenta. Es decir, que –gracias a esta
nacional-tontorrona revolución de chichinabo diseñada en La Moncloa y a este
socialismo risueño e ignorante de Zapatero– asistimos a una espectacular
laicización del propio laicismo, a lo que podríamos llamar «una laical
redundancia», a un serio empacho de secularización tautológica como no han
conocido los siglos. Y así del Senado me llega una postal sin Reyes Magos ni
estrella ni nada, una desangelada cartulina sin ángel ni niño ni Virgen que lo
parió, sin Misterio ni misterio, redundantemente sosa. Una postal con dos manos
superpuestas y pringadas de pintura que parece el logotipo de una oenegé
mangoneada por Llamazares. No hace falta que me lo juren. La idea no ha sido de
Llamazares sino de Javier Rojo que sabe de pintura lo que Alfonso Guerra sabía
de la poesía de Machado.
Pero la Navidad laica no se queda en la Cámara Alta. En el Ayuntamiento de
Barcelona han montado un belén en el que las lavanderas y los pastores han sido
reemplazados por butaneros y amas de casa que arrastran el carrito de la compra
mientras en Madrid –me cuenta mi suegra– las bombillas ya no dibujan estrellas
ni campanas sino publicidad de los ultramarinos y las farmacias. Esto quiere
decir que esa España que dice que se va a cargar la asignatura de Religión no ha
aprobado aún la asignatura de laicismo. Pretender una Navidad laica es como
inventar «el cura ateo». Es un oximoron. Por propia definición la Navidad es
religiosa y cristiana porque es la celebración de la natividad de Cristo. Si uno
quiere ser laico de veras y no de pega lo que debe hacer es no celebrar la
Navidad simplemente y santas pascuas (nunca mejor dicho). Debe quedarse en las
fiestas de Año Viejo y Año Nuevo. Basta con eso y no tiene por qué andar tocando
las bolas de nadie porque las bolas no son sagradas sino tan laicas como la
nieve, las serpentinas y los confetis que configuran el lado pagano de la
Navidad cristiana.
Dos negaciones seguidas son una afirmación. Laicizar lo que ya es laico es
unir dos negaciones y por lo tanto proceder a una afirmación de lo religioso. En
este país se desacraliza lo sacro –la Navidad, el belén, el sacerdocio…– y se
sacraliza lo laico: las bombillas que no son cosa de Dios sino de Edison, el
Estado que sigue dando pelas a Rouco y el árbol de Guernica ante el que se quita
la boina y arrodilla Josu Ternera. No sé por qué Zapatero o Gallardón no llaman
oficialmente a nuestra cena de Nochebuena «la cena de los idiotas». Así seríamos
más laicos.