¡FELIZ NAVIDAD!... ¡Y SALVENSE DE LA POLUCION!
Artículo de Luis Bouza-Brey del 24-12-04, 07:00)
A veces, cuando se produce
la gota fría aquí en el Mediterráneo, los ríos bajan desbordados y polucionados
con todo tipo de desechos: botellas de plástico vacías, jeringas, algún rosco
excrementicio consolidado, condones, compresas, algún retal de tejido, un gato
o perro muerto... y ante tanta acumulación de basura se me inundan también el
alma y los ojos de gota fría interior.
Me gustaría desearles una
feliz Navidad rememorando el calor acogedor del hogar, las imágenes y voces de
los que se fueron y dejaron su huella en nuestras memorias, las estrellas y
luces de colores, la ilusión del Belén y el árbol de Navidad, las cortas y
húmedas tardes, las castañas, los sabañones de la infancia, los camarones y
centollas, el caldo, la espalda de cordero, el capón o el lacón con grelos, el
Ribeiro o el Rioja, el champán, la sidra, los mazapanes y turrones, los frutos
secos...
Voy a pasar unas Navidades
así y les deseo lo mismo a Ustedes.
Pero siento emerger
una polución cada vez más intensa que inunda de miserias los flujos vivenciales
y culturales originarios: “caganers” que representan
en postura indigna a personalidades del país, eliminación de todo tipo de
imagen tradicional de las conmemoraciones festivas, ¿pero a qué nivel de
estupidez han llegado estos botarates?... Están brotando por todos lados
sedicentes progresistas, “snobs” espirituales, enmascarados de intelectuales y
atiborrados de prejuicios, actitudes y “tics” putrefactos, cuyo rasgo funcional
más característico es el destrozo de todo lo que tocan. ¿Qué está sucediendo en
el nivel más profundo de la estructura cultural del mundo occidental?
Permítanme apuntar la
tesis de la polución, de la putrefacción: se degrada la cultura política de la
mayoría de la población porque procede de las ideologías antisistema
imperantes hace cuarenta años, bloqueadas desde entonces y sometidas a un
proceso degenerativo irreversible, por su inadecuación para interpretar un
mundo global, supraestatal y capitalista que cambia a ritmo vertiginoso.
Entra en crisis el sistema
educativo antiautoritario diseñado años atrás, porque no ha sabido elaborar una
pedagogía de la libertad responsable, ni una ética que frene el hedonismo
ilimitado que conduce al nihilismo.
Entra en crisis la
personalidad modal de los individuos occidentales, carentes de instituciones de
socialización operativas que puedan suministrar valores y criterios de orientación
ante un mundo vertiginosamente cambiante: ni la familia ni la escuela son
capaces de realizar eficazmente sus funciones de socialización. Y los medios de
comunicación, en su gran mayoría, contribuyen con intensidad a la degradación
cultural permanente.
La consecuencia es
la desvertebración de la personalidad, la carencia de criterios éticos,
políticos e intelectuales capaces de superar la motivación derivada de los
intereses económicos más inmediatos, el mero oportunismo táctico en el nivel
político, el nihilismo ético y el vacío intelectual.
Entra también en crisis la
conexión de políticos y sociedad, como consecuencia de la burocratización del
sistema de partidos y los mecanismos de reclutamiento organizativo e
institucional de la élite política, como describe hoy certeramente Sotelo en “Sociedad y clase política”.
Por último, entra en
crisis el sistema internacional, pues los Estados se ven desbordados por la
globalización e incapaces de gobernar sus propias sociedades y las relaciones
interestatales.
En fin, uno quisiera, en
esta época de Navidad, poseer la varita mágica que permitiera, mediante un
suave toque, desvanecer la putrefacción y hacer recuperar a las cosas los
sabores y la pureza primigenia, pero el único recurso con el que cuento es el
trabajo persistente, el esfuerzo constante para intentar ventilar las miasmas
de la putrefacción y que el aire limpio vaya deteniendo el proceso
degenerativo. ¡Resistan a la estupidez! ¡sálvense de
la polución!¡recuperen el sentido de las cosas! ¡Feliz Navidad!