EL DESAMPARO DE LOS PROFESORES

 

 Artículo de Paloma Pedrero en “La Razón” del 25.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

El formateado es mío (L. B.-B.)

 

Ya sabíamos que las cosas estaban duras para los profesores. Pero el reportaje de primera mano que nos brindó LA RAZÓN esta semana es estremecedor: El setenta y cinco por ciento de los profesores que se atreven a denunciar, lo hacen porque les es imposible dar clase. Y les es imposible, dicen, porque los niños o jóvenes que llenan las aulas no les respetan.

Es tristemente cierto, un número elevado de alumnos de colegios e institutos hoy no respetan a los profesores. Y si no respetan a los profesores, ¿respetan a alguien? ¿Respetan algo? Estoy convencida de que no. Y si no respetan a nada ni a nadie, esos chicos son delincuentes en potencia. O delincuentes en presente. Delincuentes puros y duros a los que habrá que reeducar. Pero, ¿dónde está el problema? Los maestros lo saben y nos lo dicen: A los niños no sólo se les educa en casa y en el colegio. La tribu, la sociedad entera les educa. Es lo que ven y oyen en la calle, en la televisión, en la publicidad, en la música que tanto les gusta, en las actitudes cotidianas de los adultos, lo que hace que los críos tomen un camino recto o un camino torcido y de difícil retorno. ¿Y qué ven los niños en la sociedad?

Ven padres estresados, volcados en ganar dinero, tristes y sin tiempo para ellos. Ven adultos inseguros y agresivos que luchan por sobrevivir en la jungla de ciudades contaminadas de mala leche y malos humos. Ven una televisión que potencia  programas de malos modos y peor ética; una televisión que les encandila con gente que se pelea por llevarse fama y dinero fácil, con películas en horario infantil donde hay sangre, terror y vocabulario infame.Ven un internet plagado de violencia y pornografía. Ven, en definitiva, una tribu medio loca, con unos jefes sin moral, a la que sólo interesa el tener. Porque el ser, el ser no entra en los valores de esta tribu nuestra. ¿Y qué hacen mientras esos jefes de la tribu, esos políticos que están ahí para ordenar el caos? Pelearse para ver quién es más guapo, tiene más razón y conseguirá más votos.

Ni la LOCE, ni la LOGSE, ni la LOE, ni ninguna ley educativa conseguirá que nuestros educandos sepan más y sean mejores si no hay una transformación social, un cambio progresivo y urgentísimo hacia valores morales. Una reivindicación del ser, por encima del tener. Pero decir esto, señores, es políticamente incorrecto. Hablar del amor al otro, del sacrificio, de la disciplina, de la entrega a un ideal, del valor de construirse un alma y un sentido, es regresivo, ridículo, «demodé». A la izquierda, con tanto progresista de pasarela, estas palabras les ponen los pelos de punta. Y la derecha, con su sector recalcitrante en activo, siempre está preparada para agarrar el rábano por las hojas y marcar diferencias, que siempre hubo clases.

Perdonen, pero este asunto ya no es una cuestión de los unos o los otros, esto que esta ocurriendo con los jóvenes, esa violencia desatada, es un problema de todos. O nos ponemos de acuerdo o el futuro de nuestros hijos será un mal futuro. El de los hijos de todos.