EN LA FIESTA DE LA EPIFANÍA, EL PAPA PIDE «RENOVAR EL HUMANISMO»
Benedicto XVI recordó que «los medios de comunicación pueden
confundir al hombre»
Informe de Mar Velasco en “La Razón” del 07.01.07
Por su interés y relevancia he seleccionado informe que sigue para incluirlo en este sitio web.
MADRID. Un nuevo orden político,
pero sobre todo, un nuevo orden espiritual y cultural. Éste es, para Benedicto
XVI, el gran desafío de la era de la globalización. El Papa hizo esta reflexión
en la misa celebrada ayer con motivo de la solemnidad de la Epifanía, en el
interior de la basílica de San Pedro. Durante la homilía, ante miles de fieles,
el Pontífice recordó que, al igual que el camino que hicieron los Reyes Magos ,
existe un «itinerario universal de los pueblos hacia Cristo, veinte siglos
después de su nacimiento».
El deseo de una «nueva Epifanía de Cristo al mundo», recordó el Papa, es el
mismo que impulsó el Concilio Vaticano II y la encíclica «Populorum Progressio»
de Pablo VI. «Ya entonces el desafío era el mismo, el de un nuevo orden mundial
político y económico,pero al mismo tiempo, y sobre todo, espiritual y cultural,
es decir, un renovado humanismo». «En los albores del tercer milenio», prosiguió
el Santo Padre, «nos encontramos de nuevo en esta fase de la historia humana que
ha sido modelada en torno a la palabra “globalización”» y observó que «es fácil
perder de vista los términos que ese desafío, quizá porque estamos envueltos en
esta fase», precisó.
Benedicto XVI alertó además sobre el poder que poseen hoy en el mundo los
medios de comunicación de masas. Este riesgo está «fuertemente acrecentado por
la gran expansión de los medios de comunicación de masas que si, por una parte,
multiplican indefinidamente las informaciones, por otra parecen debilitar
nuestras capacidades para una síntesis crítica», señaló .
Volviendo al significado de la festividad del día, el Papa se preguntó: «En
la era de la globalización, ¿quiénes son los Reyes Magos de hoy?»
Inspirándose en los mensajes finales del Concilio Vaticano II, el obispo de
Roma vio en los tres reyes de Oriente a representantes actuales de los
«gobernantes», de los «hombres de pensamiento y de ciencia» y de los «líderes de
las religiones no cristianas».
A los gobernantes dijo: «Os toca a vosotros ser en la Tierra los promotores
del orden y la paz entre los hombres»; a los científicos: «Seguid buscando la
verdad, sin renunciar jamás, sin desesperar nunca».
«Limitados y pecadores»
A los líderes de religiones no cristianas, el Santo Padre les invitó «a
confrontarse con la luz de Cristo, que no vino a abolir sino a llevar a su
cumplimiento lo que Dios ha escrito en la historia religiosas de las
civilizaciones, especialmente en las “grandes almas” que han contribuido a
edificar la humanidad con su sabiduría y sus ejemplos de virtud».
«Cristo es luz y la luz no puede oscurecer, sólo iluminar, aclarar, revelar»,
afirmó. «Por tanto, ¡que nadie tenga miedo de Cristo y de su mensaje!», exhortó.
El Papa tuvo también palabras de autocrítica: «Y, si en el curso de la
historia, los cristianos, al ser hombres limitados y pecadores, en ocasiones han
podido traicionarle con sus comportamientos, esto destaca todavía más que la luz
es Cristo y que la Iglesia sólo la refleja permaneciendo unida a Él», aseguró.
Tras la misa, al rezar a mediodía el Ángelus con los peregrinos congregados
en una soleada plaza de San Pedro, el Pontífice explicó por qué es tan
importante el acontecimiento de la adoración de los Magos, «probablemente jefes
religiosos persas». Según el Papa, «con ellos comenzó a realizarse la adhesión
de los pueblos paganos a la fe en Cristo», respondió.
«Así como María, José y los pastores de Belén representan al pueblo de Israel
que acogió al Señor, los magos son las primicias de los gentiles, llamados
también a formar parte de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, que ya no se basa en
la homogeneidad étnica, lingüística o cultural, sino únicamente en la fe común
en Jesús, Hijo de Dios», aclaró.
Infancia misionera
Benedicto XVI no olvidó que ayer se celebraba la Jornada Mundial de la
Infancia Misionera, y por eso recordó que los niños también pueden ser
misioneros y «testigos de la ternura de Dios»,
Al explicar que esta fiesta se celebra, a nivel mundial, con motivo de la
solemnidad de la Epifanía de Jesús, aclaró al rezar el Ángelus que «es la fiesta
de los niños cristianos que viven con alegría el don de la fe y rezan para que
la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo». «Doy las gracias a los
niños de la “Santa Infancia”, presente en 110 países, pues son preciosos
cooperadores del Evangelio y apóstoles de la solidaridad cristiana en favor de
los más necesitados», concluyó , dirigiéndose a los más pequeños.