ETA NEGOCIA EL PLAN
Editorial de “ABC” del 13/08/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
LOS dos
artefactos explosivos que ETA hizo estallar en la tarde de ayer, casi
simultáneamente, en el paseo de Pereda de Santander y en las inmediaciones de la
playa de Gijón (este último saldado con un herido leve) y los graves incidentes
causados por la izquierda proetarra en San Sebastián, durante su Semana Grande,
constituyen una evidente activación de todos los frentes de la banda terrorista.
Hace unos días, el portavoz de la disuelta Batasuna, Arnaldo Otegi, con el
acierto premonitorio que le confiere su condición de peón del entramado, declaró
que «sigue abierta la lucha armada del pueblo vasco», tesis que ha repetido
después para pedir «una mayor movilización» de la izquierda abertzale ante la
discusión del Plan Ibarretxe.
Con los atentados en Asturias y Cantabria, los incidentes en el Casco Viejo
donostiarra y las declaraciones de Otegi, ETA parece que ha puesto a funcionar
sus frentes. El terrorismo, la «kale borroka» -controlada hasta su reducción a
mínimos históricos-, y la agitación política, es decir, su estrategia habitual,
orientada en este caso no sólo a entorpecer cualquier aproximación al PSOE, sino
también a lanzar un mensaje específico al PNV de cara al tramo final del debate
sobre el plan soberanista del lendakari Ibarretxe. La experiencia le sirve a ETA
para saber que la presión sobre el PNV siempre le resulta rentable, más aún
cuando el nacionalismo gobernante sólo alcanzará la mayoría absoluta en el
Parlamento de Vitoria si suma los votos de Socialista Aberzaleak.
La sincronización de los frentes etarras merece una respuesta políticamente
coherente y policialmente firme. No, desde luego, la demostración de ignorancia
que ha protagonizado el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, con
una interpretación de los actos vandálicos de San Sebastián («desagradable
manera de divertirse») que hace discutible su idoneidad para el cargo si no hay
una urgente rectificación.
ETA ve en el Plan Ibarretxe un premio político a su historial terrorista.
Después de más de tres décadas de terrorismo, un Gobierno elegido
democráticamente ha metido en el Parlamento vasco sus principales reclamaciones:
autodeterminación, territorialidad y ámbito vasco de decisión. La unidad
política de PP y PSOE frente al terrorismo no puede ignorar esta convergencia de
objetivos en la valoración de la propuesta soberanista del lendakari. No será el
Plan Ibarretxe la causa por la que ETA abandone definitivamente las armas. Por
ahora, y siguiendo el vaticinio de Otegi, su «lucha armada» parece que va a más,
como ayer se pudo apreciar en Santander y Gijón y anteayer en las calles de San
Sebastián.