AMBICIÓN EN EL PSC
Editorial de “ABC” del 27/07/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
AUNQUE sus
dirigentes atribuían al congreso del PSC-PSOE un carácter más bien festivo y
«celebrativo», lo cierto es que los resultados del cónclave de los socialistas
catalanes arroja conclusiones que, aunque quizá sutiles, indican ligeros
reequilibrios, pero de alguna envergadura. La posición de José Montilla en la
primera Secretaría del partido -1.016 votos, un 94,4 por ciento de los delegados
frente a los 970 y el 90,2 de Pasqual Maragall- indica a las claras que el
actual ministro de Industria es el hombre fuerte de la organización y garantiza
que las dos «almas» -la más catalanista, lindante con el nacionalismo, y la más
izquierdista y genuinamente socialista- que coexisten en el PSC no ceden una a
favor de la otra, sino que mantienen una exigente tensión entre ambas.
La incorporación de Manuela de Madre a la Vicepresidencia y la «reinserción»
-término cuya autoría procede de los propios socialistas catalanes- de Josep
María Sala son indicios reiterados, no sólo de la consistencia de la posición de
Montilla, sino de la perseverancia en la doble identidad del PSC que deja a
Pasqual Maragall la orilla más próxima con las tesis del nacionalismo, en un
esfuerzo común de centralidad.
El riesgo para CiU es, tras el congreso del PSC, más evidente que antes. Y no es
menor para los demás partidos porque la significación de Montilla y sus
colaboradores merma también las posibilidades del izquierdismo de ERC y de ICV.
De tal suerte que la ambición de la nueva cúpula de los socialistas catalanes
parece corresponderse con su potencia en la política nacional y, sobre todo, con
una vocación hegemónica en Cataluña a la que los demás partidos del Principado
no están respondiendo.