EL VOTO DEL MIEDO
Artículo de César Alonso DE LOS RÍOS en “ABC” del 11/03/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Dicen los socialistas que el PP
está recurriendo al voto del miedo. Como si al partido del Gobierno no le
bastara con explicar lo que ha hecho en estos cuatro últimos años y lo que
piensa hacer en los próximos para ganar ampliamente estas elecciones. ¿Por qué
piensan los socialistas que al PP no le sobra con la apelación a la razón? Hay
un error grave en los socialistas al pensar así. Ni conocen el partido que
tienen enfrente ni siquiera al candidato de éste.
Rajoy puede ser criticado de tecnicista, de prolijo, de pedagógico, pero no de
demagógico o de terrorista del lenguaje. Puede ser acusado de frialdad o de
carencia de pasión retórica, que parece ser cualidad conveniente en una campaña
electoral, pero, ¿alguien podría creer que Rajoy puede basar su discurso en el
miedo o en la dialéctica del amigo/enemigo, como he visto que se dice en el
manifiesto de los «intelectuales» que piden el voto para el PSOE? Esta acusación
que hace la izquierda a Rajoy y al PP es una demostración de que aún no se ha
curado de la concepción leninista de la propaganda que consiste en fabricar un
maniqueo a la medida de uno mismo, de tal manera que se acuse al otro de lo que
debería aceptarse de uno mismo. Igualmente, este socialismo español, que aún
siente vergüenza de ser socialdemócrata -aunque tenga que echar mano de
Sebastián para redactar el programa económico- sigue alimentándose del más
genuino totalitarismo y echando mano de una práctica clásica de la propaganda
leninista como es la de atribuir al enemigo los defectos propios. La izquierda
española actual sigue creyendo que las relaciones entre ellas y la derecha
continúan siendo las tradicionales, es decir, contramodelos.
EN el Partido Socialista no se han percatado de que Aznar se ha entendido con
Blair, de que el PP está en terrenos de progreso, que Le Monde decía anteayer en
su primera que Aznar es un modelo para la derecha francesa... En el PSOE se
sigue pensando que como en otros tiempos la derecha española es una contrafigura
de la izquierda, que sigue recurriendo a los mismos métodos que ella y, por
tanto, al recurso del miedo que los socialistas conocen bien. Pero ocurre que
esta derecha nueva que es el PP no necesita ser ya un calco en negativo de la
izquierda, y la figura misma de Rajoy, incluso desde el punto de vista
psicológico, no tiene nada que ver con los viejos modelos del pasado español.
El error más grave de la izquierda es no reconocer que la derecha actual no se
parece en nada al prototipo que pudo existir en el pasado, y que era su propia
contrafigura. La izquierda actual no es consciente de que ella se ha quedado en
los sesenta mientras la derecha está en otro discurso, en el del progreso real.
EN el PSOE se dice que el PP recurre al voto del miedo cuando, en realidad, es
la política de Zapatero la que «da miedo». Y esto es algo obvio, no necesitado
de explicación. Si yo digo que Zapatero produce estremecimiento en la sociedad
española cuando anuncia que él estará de acuerdo con cualquier estatuto que
salga del Parlamento catalán, sea el que fuere, no soy yo quien provoca el
miedo, sino él. El tripartito catalán da miedo, no quien lo analiza y saca
conclusiones. Carod da miedo y no tanto por él sino porque él y su partido sean
los socios del Partido Socialista. Las concepciones del PSOE dan miedo por su
incondicional apoyo a cualquier reforma de la Constitución. Da miedo su
utilización del diálogo como forma de encubrir su derrotismo frente a los
nacionalismos. Da miedo su descreencia en España. Da miedo su obsesión por
negociar con el PNV, por considerar que el futuro vasco pasa por él...
Si da miedo pensar en cómo el PP podrá resolver esta legislatura que se nos echa
encima con el Plan Ibarretxe y el nuevo Estatuto catalán, ¿cómo no sentir pánico
ante la posibilidad de un gobierno presidido por Zapatero? En propiedad
deberíamos hablar, más que del voto del miedo, de las elecciones del miedo.