EL RAPTO DE ESPAÑA/EUROPA
Artículo de César Alonso DE LOS RÍOS en “ABC” del 13/06/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
LA masacre
del 11 de marzo marca un antes y un después en relación con la presencia de
España en la Unión Europea. Ha abortado el papel que España estaba comenzando a
tener en ésta y que venía a retomar, si no aquella rectoría de la que nos habló
Camoens al referirse a España como «cabeza da toda Europa», al menos a la
influencia que tuvo en tiempos de Carlos III.
Los cerebros de un atentado con tal objetivo no han sido ni «el Tunecino» ni «el
Egipcio» de los que se habla. Se trata de alguien que ha querido impedir -de
forma bestial- la posibilidad de un liderazgo español en Europa, compartido, por
supuesto, con naciones como Gran Bretaña, Italia, Portugal, Polonia, la
República Checa... Y si esto no quieren verlo los españoles de izquierda es que
ya no saben siquiera lo que son.
No fue el azar el que desbarató el diseño de Europa y el papel de España en
ésta. No fue un hecho natural. En esta ocasión no fue la tormenta la que decidió
la derrota de la Armada. Hubo una autoría. Hubo un cerebro criminal, antiespañol
y con una idea muy raquítica de Europa. Se impidió la «salida» española al
exterior, que, curiosamente en esta ocasión, estaba dirigida por mano
conservadora, es decir, por aquéllos a quienes siempre se había acusado de
autárquicos y casticistas.
Éste es un hecho que no podemos dejar de tener en cuenta. La masacre no sólo ha
abortado la acción española en Europa, sino que ésta pudiera estar dirigida por
la derecha. Lo que es evidente (al margen de la cuestión misma de la autoría de
la masacre) es que la izquierda española no podía soportar que el PP fuera el
partido que sacara a España del ensimismamiento tradicional, del exclusivismo y
del casticismo, y que lanzara a la nación a empresas internacional. Por vez
primera en siglos, se optaba por el europeísmo y la comunicación, y los
responsables de ello eran conservadores.
Y también paradójicamente ha sido la izquierda española, sedicentemente
progresista, la que se ha portado de forma melancólica y retardataria al
apuntarse a la consigna de Ganivet: «Noli foras ire. In interiore Hispaniae
habitat veritas». El atentado ha rubricado este estado de ánimo del español que
mira con miedo al exterior.
España ha perdido su ocasión internacional y ha sido por culpa de la izquierda.
Ya había habido muchas manifestaciones antiatlantistas y contra la intervención
en Irak. El atentado fue (lo he dicho en otras ocasiones) su coronación. Y debo
recordar también que, en esta columna y con motivo de la reunión de las Azores,
escribí que la izquierda no podía tolerar que esa subida de España a la escena
internacional estuviera dirigida bajo la dirección de la «derecha». Otra cosa
habría sido la foto de las Azores con González y Bush padre o Bush hijo... Pero
lo cierto es que en las Azores estuvieron los dos viejos imperios, el británico
y el español, con la supernación que es Estados Unidos... y Portugal -Imperio
también- como anfitrión. Insoportable para la izquierda y para los autores de la
masacre (no confundirlos).
PERO la masacre tuvo otra víctima: la propia Europa. Ésta ya no era la que
describió Luis Díez del Corral en las primeras líneas de «El rapto de Europa»,
cuando entra en la época contemporánea con una gran seguridad en sí misma y
convencida de su preeminencia sobre los demás pueblos y culturas. La Unión
Europea de ahora es frágil y tiene conciencia de tal e incluso es incapaz de
definirse. Contra esta Europa se hizo la masacre del 11 de marzo: para que
pavlovianamente no tuviera viejas certidumbres. A sí que la masacre atentó
contra una nueva idea de Europa y la presencia de España en ésta. Por eso sería
terrible que los resultados de las elecciones de hoy dieran la razón a los
«cerebros» de aquélla.