EL ASALTO A LA RAZÓN
Artículo de César Alonso DE LOS RÍOS en “ABC” del 24-9-04
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Cuando el político entra en un discurso disparatado, aparta del juego a la
razón, hace imposible el debate, mata la política. Es lo que está sucediendo con
Zapatero. ¿Cómo utilizar frente a él la lógica cuando previamente la ha
desterrado porque ha decidido elegir como terreno de juego el de la
arbitrariedad y el populismo? Pero si resulta poco divertido que el presidente
del Gobierno se entregue a construcciones caprichosas en el mundo de la
economía, ¿no habría que calificar de trágicas las que hace a propósito de la
lucha antiterrorista, como está sucediendo en los últimos días?
La escalada de ocurrencias de Zapatero en esta cuestión comenzó cuando dijo que
la solución del terrorismo depende de la averiguación de sus causas (en
Chechenia, en Bangladesh, en Pakistán, en Palestina, en el País Vasco...).
Posteriormente añadió que la razón de ser del terrorismo reside en la situación
de injusticia a la que en su día fueron condenados los terroristas, lo cual debe
llevar a la corrección de ese daño si es que se pretende eliminar el terrorismo.
Así que, una vez asentada la idea de que los responsables últimos de esa «peste»
han sido los países capitalistas al llevar a la miseria al «tercer mundo» o el
Estado español al oprimir a los vascos, el señor Zapatero dio un paso grandioso
en Naciones Unidas al proponer, frente al «choque de civilizaciones», un acuerdo
entre el mundo occidental y el árabe y musulmán. (Olvidémonos del arreglo del
terrorismo global mediante la igualación de los sexos).
¿CÓMO responder políticamente a esta sarta de insensateces? En todo caso sería
interesante saber de antemano si todo esto es fruto de la mera ignorancia o lo
es de un calculado cinismo, léase inmoralidad... Y mi pesimismo crece cuando
caigo en la cuenta de que no sería justo atribuir toda la responsabilidad de
este discurso a Zapatero, porque algo tendrán que ver los asesores de Moncloa,
la Ejecutiva del partido, el equipo de intelectuales y periodistas que le jalea.
Así que para cerciorarme de que no estamos en un mundo de locos miro al
exterior, a Europa, a los países que tenemos como referentes, a la vecina
Francia, por si advierto en ellos algo parecido a lo «nuestro»... y no lo
encuentro. A pesar de que Francia está viviendo los tiempos amargos de la
decadencia histórica («la Francia qui tombe») y a pesar de que la izquierda está
desbaratada y es cómplice de esa caricatura de De Gaulle que es Chirac, se puede
hablar de un Partido Socialista capaz de plantearse debates tan importantes como
el que ha levantado Fabius a propósito de la Constitución europea. Sus
posiciones están replanteando la compatibilidad entre una idea de Europa y el
socialismo. Mientras, Rocard intenta justificar la socialdemocracia en estos
tiempos de consagración y triunfo del capitalismo y el liberalismo...
¡QUÉ diferencia con el socialismo español, qué abismo entre los Hollande,
Jospin, Fabius, Rocard y los Zapatero, Blanco, Rubalcaba, Maragall...! Se podrá
estar en desacuerdo con aquéllos, pero ¿dónde están las ideas de éstos? Si el
pensamiento de los primeros es deudor del utopismo socialista y sigue buscando
una alternativa imposible a la economía de mercado, ¿de qué socialismo hablan
los «nuestros»? Se puede criticar la tercera vía de Blair como una adaptación
excesivamente razonable al sistema, pero ¿cómo situarse ante lo que representa
Zapatero y que únicamente podríamos definir por su glotonería de Estado, su
rechazo visceral a la Nación, pero, sobre todo, por su aversión a la Razón?
Podríamos impedir el asalto al Estado que nos amenaza, pero ¿cómo oponernos al
asalto a la Razón en que parece especialista Zapatero?