SE EQUIVOCÓ LA GAVIOTA
Artículo de César Alonso de los Ríos en “ABC” del 02/10/04
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Tengo la
impresión de que la dirección del PP no conoce bien al Partido Socialista y por
tanto no sabe cuál debería ser su papel en la oposición. Más aún: creo que en el
PP hay miedo a enfrentarse con la verdad sobre el socialismo, ya que ésta les
obligaría a radicalizar sus posiciones. Saben que la política del buen talante
es una fachada, pero se resisten a reconocer qué es lo que verdaderamente hay
detrás de ésta. De lo contrario, ¿cómo podrían contentarse con la fórmula del
centrismo?
En primer lugar está la naturaleza del Partido Socialista. Yo comprendo que
desde posiciones liberales resulte difícil imaginar que estamos ante una
militancia que pone al partido por encima de todo. Por encima de España, quiero
decir. Y para la que ni siquiera son dignas de consideración la bonanza
económica del país, el papel internacional o la vitalidad cultural de nuestra
sociedad... si no está el Partido Socialista al frente del proceso. Más aún:
para los socialistas no hay nada presidido por la derecha que no deba ser
condenado. En una palabra, ésta no llega a imaginar hasta qué punto es
despreciada y odiada por las gentes de la izquierda.
Los populares no han acabado de entender que la persecución implacable a la que
los socialistas están sometiendo a Aznar forma parte del resentimiento de un
colectivo tan trágicamente derrotado que ni siquiera le quedan los sueños.
Desconocedores de esta realidad, todavía hay personas en el PP que quieren
encontrar «razones» para esa persecución. ¿La antipatía?, ¿la altanería?, ¿el
bigote? Ni siquiera han caído en la cuenta de que Aznar se retiró porque pensó
que debía liberarle al PP del obstáculo que él mismo suponía, es decir, del
obstáculo en que le había convertido el PSOE. Aznar tuvo una enorme generosidad
al decidir que debía retirarse de la política. Hoy vemos que se equivocó, porque
si algo no podía soportar la izquierda -ni personalmente González- era una
salida que aún los humillaba más.
IGNORANTES del resentimiento que ha provocado en los socialistas el fracaso de
su modelo de sociedad, las gentes de derecha no acaban de entender su
comportamiento. Así que aún hay ingenuos en el PP que quieren explicar la
cacería de Aznar por razones objetivas. Por supuesto, al resentimiento histórico
de los socialistas se ha añadido el producido por el atlantismo de Aznar, por
las convicciones patrióticas de éste, por su neoliberalismo... Esto lo intuyen
de algún modo ciertos dirigentes del PP y por eso llegan a pensar que quizá no
habría que hacer gala de creencias, de convicciones, de principios. En el fondo
piensan que los socialistas podrían ser más tolerantes con ellos que con Aznar
si se comportaran de una forma más descreída, si fueran relativistas en su
moral, en su españolismo... Si fueran centristas.
ÉSTE es el peligro que acecha al PP. Hacerse un traje a la medida de un PSOE que
desconocen. Este Congreso del PP no valdrá para nada si los populares no salen
el lunes dispuestos a luchar frente a las últimas formas de totalitarismo que
quedan en Occidente y que consisten en buscar todos los apoyos imaginables
aunque ello sea a costa de ceder en todas las creencias -incluidas las
nacionales, las morales y las religiosas- con tal de hacerse con el poder y
mantenerse en él.
El PP está frente a un partido que no se ha arrepentido de haber practicado el
terrorismo de Estado y que, sin embargo, es capaz de colgar a Aznar las 190
víctimas de la masacre del 11-M: «el presidente del horror», ha dicho Rodríguez
Ibarra. Si Zapatero propone la alianza con los que hoy representan, junto a ETA,
la mayor amenaza para nuestra seguridad, ¿qué reglas de juego respetará desde el
Gobierno? ¿Saben los dirigentes del PP que la estrategia «territorial» del PSOE
no es algo distinto a la destrucción de esa España que tanto «ilusiona» a ellos?