ALGO CRECE
Artículo de JOAN BARRIL en “El Periódico” del 28.05.2003
Son pocos los xenófobos votados. A veces con siglas
explícitas. Otras veces camuflados bajo buenas intenciones vecinales. No hay
pactos posibles con esa gente. El huevo de hoy es la serpiente de mañana.
Nos dirán, ¿qué es una gota de agua en la inmensidad del mar? Nada. El
mar continuará. Nos diremos, ¿qué es una cerilla en medio del bosque seco? Y
entonces empezaremos a preocuparnos. Nos dicen, ¿qué son 2.889 votos sobre todos
los votos emitidos en Catalunya? Hay votos inflamables y el buen bombero no es
el que penetra en el fuego sino el que impide que prenda.
Esos 2.889 votos son los que ha recibido una denominada Plataforma per
Catalunya, una opción electoral eminentemente xenófoba cuyo único programa
consiste en acabar con la inmigración según ellos indeseable. No se trata de
impedir que lleguen a este país rentistas alemanes, jubilados británicos o
propietarios nórdicos, por supuesto. Esos no son inmigrantes. La islamofobia de
esos herederos de la extrema derecha más primaria del franquismo, que por
generación ignoran que el cuerpo de gala del Generalísimo era precisamente la
llamada Guardia Mora, es una de sus grandes motivaciones. Donde prenda el
conflicto, ahí están. Les vimos en Premià, cuando lo de la mezquita. Les hemos
visto crecer en Manlleu y en Vic, donde han sacado sendos concejales. Y se han
extendido por Cervera y por El Vendrell, con dos concejales más. Los xenófobos
de esa Plataforma per Catalunya no están solos. ¿Cuántas otras opciones
electorales en nombre de la independencia y de los vecinos no se habrán
presentado a las elecciones con planteamientos similares? El huevo de la
serpiente ya tiene nido. Y, por si fuera poco, el Partido Popular intenta mojar
en esa salsa amarga. Dos días antes de las elecciones se anuncia una tercera ley
de extranjería. Se propone una ley orgánica sobre el tema cuyo debate, vistos
los plazos parlamentarios, va a tenerse que desarrollar poco antes de las
legislativas. Hablar del moro o del negro, por lo visto, es un buen tema a los
ojos de los estrategas del PP. Sobre todo cuando lo único que se dice del
fenómeno inmigratorio ya no depende del ministerio de Trabajo sino del del
Interior.
El campo abonado de ese tipo de propuestas digamos políticas son siempre
ciudades industriales que han perdido su industria. Cuando cierran empresas y
los inmigrantes, forzados a la ilegalidad por el propio Gobierno, acaban siendo
empleados por pequeños empresarios sin escrúpulos ofreciendo salarios de
emergencia, los trabajadores en paro son especialmente sensibles a esa
situación. El problema, para mucha gente, no es el sistema, ni siquiera el
Gobierno. El problema es el otro. El problema son los niños que van ocupando el
instituto. El problema es la sensación de temor que les produce cruzarse con un
recién llegado por la calle. El problema hasta hace poco era vivir. Ahora es
convivir.
¿Qué hay que hacer en estos municipios? En algunos lugares el voto de los
xenófobos hará alcaldes de un color o de otro. Artur Mas minimizaba esa
representación. El alcalde de Cervera (CiU) decía que está dispuesto a hablar
con todos. Duran Lleida, que es el único de la federación que tiene una
ideología añeja y sólida, manifestaba que nunca y en ningún caso. Alimentar el
huevo de la serpiente es una temeridad democrática.