MANIFIESTO DE "BASTA YA"
publicado en "El Correo" del 19-10-02
Desde hace más de un cuarto de siglo, el País Vasco soporta una plaga
terrorista insólita en la Unión Europea, que ha producido más de ochocientas
víctimas mortales y miles de heridos, secuestrados, extorsionados, etc.. El
objetivo de la banda terrorista ETA es imponer un estado independiente, formado
por las tres provincias de la Comunidad Autónoma Vasca, Navarra y la región
vasco francesa. Este proyecto delirante, que pretende crear de la nada un estado
que nunca existió a partir de pedazos arrancados a estados democráticos
vigentes y en contra de la voluntad de la mayoría de sus ciudadanos, es algo
así como un Frankenstein político en la Europa contemporánea: y como el otro
monstruo, desdichadamente, deja su camino sembrado de cadáveres. En el País
Vasco español, que goza de mayor autonomía política y fiscal que cualquier
otra región europea, gobiernan desde hace décadas los partidos nacionalistas.
Los ciudadanos no nacionalistas y sus representantes, en cambio, viven entre
atentados y amenazas que hacen imposible la libre expresión de sus ideas
políticas. El nacionalismo gobernante da por sentado que son intrusos
imperialistas que no merecen realmente el nombre de vascos: para ellos, sólo
son auténticos vascos los nacionalistas. Miles de ciudadanos vascos no
nacionalistas han tenido que optar por marcharse del país: profesores,
periodistas, empresarios, representantes políticos y gente de toda otra
condición que no quieren verse obligados a guardar silencio o a renunciar a su
ideología. Gracias a esta limpieza étnica, la hegemonía del nacionalismo se
ve cada vez más consolidada. Y la única oferta de paz que los nacionalistas
gobernantes hacen al resto de la población consiste en exigirles que acepten
sin rechistar tal hegemonía uniformizadora, como precio al final de la
violencia que ellos se encargarán de pactar con ETA.
Nosotros nos negamos a aceptar ese planteamiento de nacionalismo obligatorio o
sentencia de muerte. Reivindicamos un País Vasco plural en el que tengan los
mismos derechos nacionalistas y no nacionalistas, el cual no existirá hasta que
ETA sea política y socialmente derrotada. Aceptamos sin problemas los vínculos
culturales que emparientan a los vascos de España y Francia, pero nos negamos a
sustantivarlos en un mítico sujeto político que exija el despedazamiento de
dos estados democráticos realmente existentes. Exigimos como objetivo
prioritario que cese la violencia terrorista y por tanto apoyamos las
iniciativas legales y políticas destinadas a poner fin a su impunidad social.
No queremos que el dinero de nuestros impuestos sea destinado indirectamente a
financiar las armas con las que nos matan o amenazan. Exigimos de nuestros
gobiernos, tanto estatales como autonómicos, plena protección y reconocimiento
no sólo de nuestras personas, sino también de nuestros proyectos de
convivencia. Nos negamos a que por la vía de los hechos consumados los
terroristas obtengan una recompensa política por sus crímenes. Y reivindicamos
la ciudadanía constitucional desligada de imposiciones étnicas, dentro de la
cual puedan desarrollarse -una vez conseguida y asentada la paz- todas las
propuestas democráticas de futuro.