EL VALOR DE ZAPATERO
Artículo de JOSÉ MARÍA CALLEJA en “La Voz de Galicia” del 11.06.2003
JOSÉ LUIS Rodríguez Zapatero ha
tenido un gesto encomiable al anunciar a la opinión pública española que los
socialistas alaveses apoyarán al PP para que este partido gobierne el
Ayuntamiento de Vitoria, en el que fue el más votado, y la Diputación de Álava,
donde fue la segunda fuerza. Con esta iniciativa, Zapatero ha tenido un gesto de
grandeza política, defensa de la Constitución y cierre al plan independentista
de Ibarretxe, pero también ha cortado en seco el acercamiento planteado por los
socialistas vascos con las direcciones del PNV y de EA. El mismo día en que
Zapatero comparecía ante los medios de comunicación, los tres secretarios
provinciales del PSE-PSOE se reunían con dirigentes del PNV y de EA. Sin restar
ni un ápice de mérito a la decisión de Zapatero, sí hay que subrayar que la
urgencia por comparecer ha sido posiblemente espoleada por el conocimiento de
esa reunión y por el temor a que de ella saliera una postura contraria al pacto
con el PP en Álava.
Zapatero sabe que
una posición tibia, no digamos ya de pacto abierto con el PNV, es insostenible
en buena parte del País Vasco y cuenta con el rechazo mayoritario en el resto de
España. De ahí la contundencia de su gesto. Pero lo cierto es que nada volverá a
ser como antes del 13 de mayo del 2001 -elecciones autonómicas- en el socialismo
vasco. Defenestrado Redondo Terreros, desplazado Mayor Oreja, y defraudado el
PSOE en sus expectativas en las últimas elecciones municipales y autonómicas,
los socialistas que propugnan romper con el PP y acercarse ahora al PNV son
mayoría en el socialismo vasco. La apuesta de que el PNV moderaría su postura si
sufría una derrota electoral ha sido desplazada por la consigna de que los
socialistas deben volver a colaborar con los nacionalistas para impedir que
sigan en su huida hacia la independencia, para cortar con el PP y para ofrecerse
como alternativa. Zapatero cabalga a horcajadas entre su deseo de llevarse bien
con Maragall, que le permitió ganar el congreso en el que fue elegido, y con los
que mandan en el socialismo vasco; y su necesidad de enhebrar un discurso
ganador en el conjunto de España, para lo que el rechazo al nacionalismo que
incumple la ley y se acerca a los que matan es imprescindible.
Dos tensiones
difíciles de conjugar, que provocan fricciones que quizá solo se puedan ventilar
en las urnas. Hay medios de comunicación y sectores muy poderosos del socialismo
que le acogotan a Zapatero para que no se acerque al PP ni un milímetro; de otra
parte está la evidencia de que hoy, fuera de la Constitución, es muy difícil
ganar unas elecciones generales en España. Por si fueran pocos los quebraderos
de cabeza para Zapatero, la traición, sin paliativos, de dos diputados
socialistas, que ha permitido la elección de Concepción Dancausa (PP) como
presidenta de la Asamblea de Madrid, puede costarle al PSOE también la
presidencia del Gobierno de Madrid. En este caso la avería para los socialistas
sería demoledora.