ESPERANDO A JOSÉ MONTILLA
El
primer secretario del PSC duda entre presidir la Diputación de Barcelona, ir
con Maragall al Parlament o con Zapatero a las Cortes
Informe
de ENRIC COMPANY - Barcelona en “El País de
Cataluña” del 06.06.2003
Con un muy breve comentario:
LA PRIORIDAD ES EL GOBIERNO
DE CATALUÑA (L. B.-B., 6-6-03)
José
Montilla, el primer secretario del Partit dels Socialistes (PSC) desde hace
tres años, tiene a la cúpula de su partido en ascuas. Lleva meses deshojando la
margarita acerca de su futuro y no suelta prenda sobre qué va a hacer. Ha
emprendido una rueda de consultas, pero no ha resuelto todavía, que se sepa.
La
encrucijada ante la que le cuesta decidirse tiene tres opciones. Una lleva en
tres semanas a la presidencia de la Diputación de Barcelona. Otra lleva a
ocupar el número dos de Pasqual Maragall en
las elecciones autonómicas de otoño. Y la tercera, a encabezar en primavera, o
cuando sea, las listas del PSC en las elecciones legislativas para estar con
José Luis Rodríguez Zapatero en la batalla por La Moncloa.
Mientras
Montilla se toma su tiempo para decidir, otros aspirantes a las tres plazas
están forzosamente a la espera. No hay duda de que cualquiera que sea su
decisión será aceptada por los demás miembros de la dirección. Las dudas
comenzarán a despejarse después del 14 de junio, fecha en que se constituirán
los ayuntamientos surgidos de las elecciones municipales, y día en el que
Montilla renovará su condición de alcalde de Cornellà
de Llobregat.
La
más importante de las opciones que se abren ante Montilla es la última en el
calendario. Tiene que decidir si hace como su antecesor en la primera
secretaría del PSC, Narcís Serra, y encabeza la
candidatura del PSC en las elecciones legislativas previstas para la próxima
primavera y, llegado el caso, entra en el Gobierno de España con Rodríguez
Zapatero. Es una apuesta tentadora, y coherente con la voluntad de poner toda
la carne en el asador para la batalla por La Moncloa. Para un socialista el
listón es muy alto, sobre todo si se recuerda la trayectoria de Serra en los
gobiernos de Felipe González.
Si
esta candidatura no la encabeza Montilla, lo más probable es que la
responsabilidad recaiga en una persona de su entera confianza, la diputada
Carme Chacón, que forma parte de las ejecutivas del PSC y del PSOE.
La
otra apuesta es la de acompañar a Maragall en las elecciones autonómicas. El
candidato socialista a la presidencia de la Generalitat tiene que ir acompañado
por un peso fuerte del aparato del PSC. Por muchas razones, entre las que se
cuentan también las suspicacias de la propia dirección socialista respecto a la
manera de hacer las cosas del ex alcalde de Barcelona.
Maragall
tiene la virtud de llevar de cabeza a todos sus colaboradores, de dirigir las
instituciones que gobierna mediante dobles o triples líneas de control
paralelas, de dar siempre el giro más inesperado a cualquier cuestión.
Conocedores como nadie del modus operandi de Maragall, los otros
dirigentes socialistas, Montilla el primero, quieren tener junto a su candidato
a una figura políticamente fuerte.
Esta
pretensión es más lógica, si cabe, pensando en que vaya a cumplirse el objetivo
de Maragall de formar un gobierno tripartito de socialistas, republicanos e
Iniciativa per Catalunya Verds. Es decir, un gobierno
con Maragall, Josep Lluís Carod y Joan Saura. En un ejecutivo como este haría
probablemente mucha falta alguien como Montilla, un político que conjuga la
firmeza de un culo di ferro con una demostrada habilidad para las
componendas y la capacidad de un bombero capaz de apagar cualquier incendio.
Si
Montilla decide acompañar a Maragall ocupará la segunda plaza, la que hace
varios meses pidió para sí la ex alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Manuela
de Madre.
La
primera de las incógnitas que resolver por Montilla es la de la Diputación de
Barcelona, que debe constituirse el 1 de julio. Montilla es vicepresidente de
la corporación provincial, en la que los socialistas han perdido la mayoría
absoluta, pero han quedado muy cerca de ella, con una mayoría relativa con la
que, según dicen, se atreven incluso a gobernar en solitario.
A
la presidencia de esta diputación hay otros dos aspirantes. Uno es Celestino
Corbacho, responsable de política municipal del PSC y alcalde de L'Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad de Cataluña en
número de habitantes. El otro aspirante es Joan Rangel, secretario de
organización del PSC y alcalde de Caldes d'Estrac.
Desde
esa presidencia, Montilla dispondría de una plataforma institucional
importante, aunque desde luego menos que las otras dos posibilidades. En
sentido estricto nada le impide convertirse primero en presidente de la
Diputación e ir después a las elecciones autonómicas o a las legislativas.
Montilla ha anunciado ya que dará a conocer su posición después de la
constitución de los ayuntamientos, que será el día 14, y que la ejecutiva del
PSC decidirá el 16 quiénes son sus candidatos a presidir las diputaciones.
¿Cómo se resolverá la incógnita? Uno de los colaboradores de Montilla hizo esta
apuesta. "Se encerrarán Pasqual y Pepe un día en
un despacho, y listo".
MUY BREVE COMENTARIO:
LA PRIORIDAD ES EL GOBIERNO
DE CATALUÑA (L. B.-B., 6-6-03)
Uno no sabe, al principio, si callar u opinar sobre estas cosas, en
las que intervienen en tan alto grado factores personales y combinaciones de
factores individuales desconocidos para los que caminamos por el exterior.
Sin embargo, evaluando la situación desde el punto de vista
político general, creo que debo arriegarme a emitir
una opinión: la apuesta más alta y relevante de las tres que Company señala es el Gobierno catalán. Es probable que el
PSC pueda formar gobierno, un gobierno complicado, compuesto y difícil, y ahí
hará falta alguien con los pies en el suelo y raíces políticas firmes. Montilla
es el hombre adecuado e imprescindible, para ayudar a Maragall a mantener el
rumbo con firmeza hacia la primera experiencia en toda España de renovación
---que ha de ser profunda--- en el gobierno de una de las
"nacionalidades". Están en juego muchas cosas, en Cataluña y en
España, y es vital que se sitúe en primera línea a alguien que represente
a la nueva Cataluña y a la nueva política autonómica.
Disculpen si me meto donde no debo, pero así veo las cosas.