ERRORES DEL PASADO
Artículo de FLORENCIO DOMÍNGUEZ en “El Correo” del 11/10/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Cada vez que la Policía lleva a cabo una
operación relevante contra ETA, no tarda en aparecer el portavoz de guardia de
la izquierda abertzale -a veces también el de la derecha abertzale- para decir
que actuaciones represivas como esas las ha habido con anterioridad y la banda
ha continuado adelante. Añaden que al frente del Gobierno han estado Suárez,
Calvo Sotelo, González, Aznar y ahora Zapatero, que se ha ido pasando el tiempo
de cada uno de ellos y ETA sigue ahí. No perciben que al argumento se le puede
dar la vuelta: el Estado sigue, pero ETA ha perdido a 'Txikierdi', a 'Txomin', a
'Ternera', a 'Txelis', a 'Pakito', a 'Txapote', a 'Antza' y a muchos nombres más
que se pueden añadir. La banda sigue, pero la ETA de 'Txapote' y 'Antza' era la
mitad de lo que fue la de 'Pakito' y 'Txelis' y ésta una sombra de lo que había
sido con Iturbe y Lasa Mitxelena.
No hay mayor reconocimiento del fracaso etarra que las declaraciones clónicas
que acostumbran a hacer muchos reclusos que, después de pasar 15 o 20 años en la
cárcel, salen a la calle y dicen que las cosas están igual o peor que cuando
entraron en prisión. Ellos pretenden legitimar la continuidad del terrorismo,
pero lo único que reflejan es que su sacrificio y el de todos sus compañeros fue
en vano y no ha servido para nada. Las cosas -dicen- no han cambiado nada. ¿Y
para eso han matado tanto? ¿Y para eso han envejecido en prisión?
El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, decía ayer en estas páginas que ETA no
tiene ahora la posibilidad de recuperarse como en 1992 tras la operación de
Bidart. En sus manos está una parte de la responsabilidad para que su pronóstico
se cumpla. En 1992, la banda quedó descabezada, desmoralizada y quebrada. Los
mismos etarras llamaron 'síndrome de Bidart' a aquel escalofrío que recorrió la
médula de todos los miembros y simpatizantes de la organización terrorista
cuando vieron que la Policía y la Guardia Civil podían acabar con ellos.
ETA se recuperó parcialmente pero no volvió a lograr el nivel de actividad
previo a Bidart. Por varios factores. El primero, porque KAS se hizo con el
control político de la descabezada ETA para restablecer la confianza en la
acción terrorista y contener el abatimiento que se extendía en sus filas. El
segundo, porque el PNV, con la aquiescencia del ministro de Interior, inició un
proceso de conversaciones con HB que no sirvió para nada, salvo para devolverles
la moral y permitir que los interlocutores de la izquierda radical se
divirtieran dejando en evidencia al burukide Juan María Ollora por no hablar
euskera en las reuniones. El tercero, porque el Estado se relajó en la
persecución de los terroristas y puso todos los huevos en la cesta de los
experimentos negociadores que tampoco condujeron a ninguna parte, salvo a
permitir que ETA ganara tiempo. Si sabemos los errores del pasado, podemos
evitarlos.