LOS LÍDERES DEL PAÍS VASCO
Artículo de EDURNE URIARTE en “ABC” del 28/09/04
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
¿Hay cambios
en el País Vasco? ¿Es el PNV de Josu Jon Imaz diferente al de Xabier Arzalluz?
Son dos preguntas que he escuchado insistentemente en los últimos tiempos,
nuevamente tras el Alderdi Eguna y el debate sobre el plan Ibarretxe, y a las
que respondo con un sí a la primera cuestión y un no, de momento, a la segunda y
con una valoración que resume la síntesis de ambos: la alternativa
constitucionalista ya no existe y el PNV mantiene la fuerza de su liderazgo; y
lo segundo es sobre todo consecuencia de lo primero.
Es cierto que hay otro cambio fundamental que es el debilitamiento del
terrorismo y es cierto también que eso es consecuencia sobre todo del movimiento
constitucionalista de resistencia que, en conjunción con la acción del Estado,
llevó a ETA hasta su situación actual. Y en lugar de indignarse con los
gobiernos del PP por sus «acusaciones de complicidad con ETA», Imaz debería
analizar los guiños que Ibarretxe lanzó al brazo político de ETA en su discurso
de la semana pasada, porque esa es la repetida historia de la relación del PNV
con ETA. El debilitamiento de ETA es obra del constitucionalismo, y no del PNV.
Ahora bien, ese debilitamiento no sólo no ha variado sustancialmente el papel de
las fuerzas políticas en el País Vasco, sino que ha puesto en evidencia las
insuficiencias de la alternativa constitucionalista en todo aquello que vaya más
allá de la lucha por la libertad. En la actualidad, hay un PNV que mantiene
incólumes sus expectativas, que espera aumentar su voto con los restos de
Batasuna y que puede seguir contando al mismo tiempo con los pactos con EA. Y si
todo eso falla, aún le queda un Partido Socialista definitivamente alejado de
aquella alternativa constitucionalista que estuvo a punto de llevar al poder
junto al PP.
Y me temo que factores como la defenestración de Redondo y la marcha de Jaime
Mayor o la imposición del sector pro-nacionalista en el PSOE son secundarios en
la debilidad del constitucionalismo. Porque hay un problema de fondo que viene
de lejos y que es la incapacidad de amplios sectores de ese constitucionalismo
para defender la alternativa autonomista-españolista, el miedo a la defensa del
concepto de España que pasaba desapercibido en los momentos de centralidad de la
movilización antiterrorista, pero que siempre estuvo ahí.
Juan José Ibarretxe afirmó el pasado domingo que «el PNV marca el ritmo porque
lidera el país» y que «nosotros no tenemos que mirar a los demás porque nosotros
somos líderes y los líderes no miran a los demás». Tiene razón, el PNV lidera el
País Vasco y marca el ritmo porque no hay ninguna alternativa sólida y viable de
poder y de cambio. Y lo hace con el plan Ibarretxe, sin ninguna modificación. Es
posible que a Imaz no le guste tanto como a Ibarretxe pero, en términos de
centralidad y poder del PNV, no hay nada ni nadie que, de momento, le fuerce a
cambiarlo.