DEMOCRACIA O ESPERPENTO
Luis Bouza-Brey, Noviembre 1976
Escrito
en Septiembre de 1977, días antes del establecimiento de la preautonomía
catalana, y un mes antes de los pactos de la Moncloa y de la Ley de amnistía
Desde el quince de Junio se ha venido
produciendo en el país un fenómeno de incongruencia política cada día más
manifiesto entre verbalismo democrático y práctica autoritaria en la actuación
del Gobierno. Esta disonancia puede ser debida a cuatro factores básicos que
determinan las condiciones y rasgos del comportamiento de la UCD y el Gobierno:
el origen y estructuración de la UCD; las tendencias y reflejos autoritarios de
la derecha que hegemoniza el gubernamental partido; la pervivencia de residuos
del antiguo régimen en las relaciones políticas; y la incapacidad de diseñar
procedimientos de actuación para ampliar la capacidad política del Gobierno.
EL GUBERNAMENTAL PARTIDO
La UCD ha nacido como un partido del
gobierno, agrupando a la burocracia política reformista del franquismo y al
conjunto de la derecha democrática neocapitalista. Sin embargo, parece que la
distribución de influencias dentro del partido se ha desequilibrado en exceso a
favor de los primeros, debido a su origen gubernamental y al origen del
gobierno.
Este conjunto de factores --junto con las
características de transformación "desde arriba" que configuran el
cambio político--- , determinan el predominio excesivo de la tendencia a
mantener-se en el poder, más que a mantener un poder basado en 1a información,
el consenso, la participación igualitaria y la reversibilidad del mismo, que
caracterizan el régimen democrático.
Es cierto que para la subsistencia de la
democracia es necesario que la derecha democrática se constituya como partido
con apoyo popular, y en esto está de acuerdo toda la izquierda no utópica o
insurreccional. Pero la actual configuración de la hegemonía en el interior de
la UCD es peligrosísima, porque reproduce en el Gobierno las tendencias propias
de la burocracia política del antiguo régimen, y disminuye sus capacidades de
sensibilidad, iniciativa e imaginación políticas necesarias para responder a
las exigencias de la nueva situación.
LAS TENDENCIAS Y REFLEJOS DEL GOBIERNO
Un cierto sector de la clase política
gobernante esta empezando a reproducir los antiguos defectos
que tanto reprochó a los políticos de la restauración canovista.
El miedo al pueblo, la personalización del
poder, el politiqueo de camarillas, el oportunismo, la manipulación de la
información y el consenso, el caciquismo, el secreteo, el cambalache y el
folklore parlamentario, son tendencias y riesgos que apuntan en el horizonte.
El mayor peligro para el régimen
democrático consiste en su deformación oligárquica, que disminuye la capacidad
innovadora del Gobierno y reduce el consenso a rutina, folklore o apatía. La
consecuencia es que los problemas económicos y sociales se agudizan, la tensión
aumenta, el Gobierno se estanca en coyunturas, los partidos quiebran, el pueblo
responde con escepticismo o ira y el régimen se derrumba.
Pues bien, en el comportamiento del
Gobierno actual parece predominar tan excesivamente la tendencia maquiavélica a
mantenerse en el poder, que se ha perdido de vista la otra dimensión de la
política consistente en buscar soluciones a los problemas y necesidades de la
comunidad política.
Se hace muy difícil conocer con un mínimo
de capacidad evaluativa el conjunto de vetos e influencias que determinan en la
actualidad el margen de iniciativa del gobierno, pero de todos modos resulta
patente que se ha dejado pervivir en exceso un conjunto de relaciones políticas
del franquismo. La morosidad en la instauración de la democracia plena es otra
de las características del comportamiento gubernamental.
LOS RESIDUOS DEL FRANQUISMO
El quince de junio, como fecha inaugural
de un nuevo régimen ---y hay que convencer de ello a los que no se lo crean,
sino aquél será inviable --- - pudo haber sido el hito idóneo para la amnistía
total, y todavía lo es. Mientras no se aplique la amnistía total no habrá
autoridad política, y el Gobierno se verá sometido a la presión constante de
una reivindicación justa no siempre esgrimida por quien representa al pueblo.
El gobierno, acuciado por el miedo
irracional a la voluntad popular y por sus tendencias a mantener por encima de
todo una hegemonía incontestada, ha retrasado en exceso la instauración de la
libertad sindical. La consecuencia es que resulta difícil hacer política
económica en libertad sin un mínimo arraigo de los sindicatos.
El gobierno, dilatando la instauración de
los principios democráticos, continúa sin proceder a la legalización de
diversos partidos políticos.
El gobierno ha optado por retrasar el
acceso a la TV de los partidos políticos con el pretexto de que su regulación
es una tarea que incumbe a las Cortes. Entre tanto, la TV continúa practicando
la irritante picaresca de las mezquinas manipulaciones a que nos tiene
acostumbrados. La consecuencia es que el pueblo no conoce la situación real del
país.
El gobierno ha dejado transcurrir un año
sin hacer política económica y social. La consecuencia es que la crisis está
desbocada, haciendo cada vez más urgente y necesario un fuerte impulso político
para restablecer el equilibrio. Sin embargo, la política económica del gobierno
se ha adoptado sin consulta previa a las fuerzas políticas y sindicales, y las
medidas de reajuste ---salvo las de congelación salarial--- son mínimas y no
comenzarán a surtir efecto más que a plazo medio. El resultado es que las
exigencias de reajuste no cumplidas pueden conducir al desbarajuste.
El gobierno se encuentra tan acuciado por
la voluntad de ganar las elecciones municipales y consolidar su hegemonía y el
partido, que no distribuye la más mínima porción del poder político, acentuando
el presidencialismo y el control y reduciendo la participación.
El gobierno sigue teniendo pánico a las
aspiraciones de autogobierno de las nacionalidades y regiones y a la voluntad
popular El ejemplo de Cataluña es significativo: los resultados electorales han
dado la victoria a la izquierda, y ésta reivindica el autogobierno. No
obstante. a pesar de que socialistas y comunistas han
demostrado un alto grado de moderación y realismo en sus propuestas, el
gobierno parece haber iniciado una maniobra tendente a desvirtuar los
resultados del ejercicio de la soberanía popular.
La operación parece consistir en acentuar
el presidencialismo en el funcionamiento de la Generalitat provisional, de tal
modo que la presidencia se apoye en la derecha y ésta apoye a la presidencia. Esta
sería la condición para la apertura del proceso constituyente en Cataluña.
El resultado sería que una sociedad que
votó a la izquierda contaría con instituciones provisionales hegemonizadas por
la derecha. Las consecuencias de esta incongruencia política podrían ser graves
Y además innecesarias, puesto que la izquierda catalana ha demostrado conocer
perfectamente las condiciones y limites de la
situación política española. En Cataluña predomina la firmeza en las exigencias
de justicia social y política, pero sin caer en procedimientos o aventurerismos
irresponsables.
Por otra parte, el "modelo
catalán" de solución autonómica podría hacerse extensible a las demás
nacionalidades y regiones. Si la mayoría de las Cortes defiende las autonomías
y si la Constitución es posible que tarde en elaborarse, el contar con
instituciones políticas provisionales que debatan los futuros estatutos,
coordinen la Administración pública y tanteen las posibilidades reales de
transferencia de servicios, puede ser de extraordinaria utilidad en el momento
de entrada en vigor de la Constitución.
El pánico del gobierno al desbordamiento
no hace más que poner las condiciones para que se produzca. El gobierno, que
parece regirse por percepciones y orientaciones de absoluto desconocimiento del
pueblo al que gobierna, debe llegar a convencerse de que sólo la incongruencia
permanente de su comportamiento debilita la integración política.
El único peligro que rodea la cuestión de
las nacionalidades en nuestro país es que sectores minoritarios de la población
han identificado hasta ahora ---con bastante razón--- la idea de España con un
Estado oligárquico, autocrático, opresor, centralista e ineficaz. Pero la
transformación de ese Estado ya está en marcha, y no debe detenerse.
Constrúyase un Estado democrático, configurado según los principios de
autogobierno solidario, y las extraordinarias potencialidades de esa España
todavía mal construida se desarrollarán en plenitud.
La reestructuración de los límites
territoriales de las naciones y nacionalidades europeos sólo será posible ---y
se hará necesaria--- cuando Europa cuente con instituciones políticas. Entonces
disminuirá la funcionalidad política de la delimitación territorial de las
naciones como ámbito del poder político soberano de los Estados y se reducirá
la necesidad de mantener esos límites intactos.
En definitiva, existe un conjunto de
relaciones y problemas políticos residuales de] franquismo todavía vigentes. La
demora en su disolución o resolución no hace más que desestabilizar y desintegrar
el sistema.. El problema político central reside en
estos momentos en diseñar procedimientos de adopción de decisiones que aceleren
la innovación política.
LA FLEXIBILIZACION DEL PROCESO POLITICO
La actual situación se caracteriza por el
apremio de soluciones políticas urgentes, y por el inicio de
institucionalización de unas Cortes que tardarán en funcionar a pleno
rendimiento. La única institución con capacidad potencial de iniciativa es el
Gobierno, que se encuentra paralizado. Sin embargo, ya sabemos quién está en
las Cortes, de manera que se hace preciso y posible buscar fórmulas
provisionales de consenso ---aunque sea parcial--- - a la iniciativa
gubernamental.
Caben dos soluciones posibles para
posibilitar la toma de decisiones, el Gobierno de concentración y el
"modelo italiano", de consulta previa a la decisión con los partidos
del "arco constitucional" ---preconstitucional, en nuestro caso--- y
aprobación parlamentaria por paralización del bloqueo.
Se hace difícil decidir cuál de ambas
resulta la más apropiada, pero la urgencia de la adopción de alguna de ellas es
manifiesta.