EL BUITRE DE FERRAZ
Artículo de Iñaki Ezkerra en “La Razón” del 29/06/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Tendrán razón los familiares de las víctimas del
Yak-42. Será Trillo todo lo que quieran. Pero uno se pegó un susto de muerte al
ver de nuevo a Pérez-Rubalcaba empuñando el micro con modales y alma de
barraquero charlatán que anunciara los premios de la tómbola del terror, de la
noria fantasma, de la feria maldita de nuestras catástrofes nacionales en la
cual se ha convertido la política socialista desde hace un par de años; de todo
este necrofágico «pasen y vean» las calamidades y los esqueletos que «hemos
pillado enterrados en el huerto político del PP», ayer la mierda del Prestige,
la sangre de Bagdad y la de las víctimas de los trenes rotos de Atocha, hoy las
chatarras arrugadas y los militares despedazados por los montes turcos.
Confieso que no estaba preparado para esta reposición del 11-M en la que
Rubalcaba volvió a agarrar la alcachofa para vender a voces, como boletos de una
rifa los votos del PSOE; como si aún estuvieran en campaña electoral. Ese
partido sigue en campaña, siempre está en campaña. La campaña es su medio
natural. Y ver y oír otra vez a Rubalcaba fue revivirlo todo; la carnicería, los
alaridos de las ambulancias, la charanga de la Ser, la cacerolada de Barcelona;
Rubalcaba, sí, otra vez con su sonrisa de trasgo eufórico y su palidez de muerto
viviente, acusando, señalando, imitando con el manierismo del lenguaje político
los gritos de las víctimas cuando es evidente que las víctimas le importan una
higa. Rubalcaba el desenterrador, el buitre mecánico de Ferraz, el hombre que
más inteligencia tenía en ese partido y que la malogró por aprender la política
como juego sucio y las peores mañas de Felipe. Rubalcaba, no ya el novio sino el
macarra de la muerte poniendo de nuevo en marcha la barraca, las sirenas, los
neones de la tragedia, ese trenecillo del demonio, la bruja y los escobazos
electoralistas, del túnel donde salta Bono con dos bombillas rojas en las
cuencas de los ojos y el naipe de Zapatero con la sonrisa del Joker, con el
talante preparado para borrar luego las pistas. ¿Qué PSOE más negro es éste! Qué
diferente del que ganó las elecciones del 82 aunque uno no tenga idealizada esa
época en absoluto. Es como si esta remesa generacional de nuestro socialismo
necesitara la peor vejez de aquel y no tuviera juventud ni luz propias aunque
sea para quemarlas en dos legislaturas y en la corrupción que florece en todos
los partidos que se instalan en el poder.
Tendrán razón los familiares de las víctimas del Yak-42 y quizá Trillo no
debió ser nunca ministro de nada, pero ni la razón sirve para ocultar la causa
de este truculento «revival» del post-once-eme que no es otra que el desgaste
del Gobierno en sólo tres meses como lo han evidenciado las europeas. Ese motivo
que se quiere oculto es el que pone olor a chamusquina a las maneras de «show»
con que se usa esta tragedia, a ese tardío informe de un Instituto Toxicológico
de Estambul que no actuó a su debida hora, a toda esta toxicología mediática.