CATALUÑA Y EL SOBERANISMO

 

  Artículo de Francisco Marhuenda  en “La Razón” del 10.09.2003

 

N o pretendo minimizar la importancia que tiene el pulso del nacionalismo vasco al Estado con el Plan Ibarreche, pero a medio plazo resulta todavía más peligrosa una victoria del soberanismo en las catalanas. La política vasca está contaminada, además, por la sangrienta sombra que proyecta la banda terrorista ETA y sus monigotes de Batasuna. Entre el terrorismo y la lamentable actuación del PNV, EA y la IU del aprovechado Madrazo, han conseguido que la sociedad vasca esté dividida entre los que son amenazados y los que minimizan o ignoran esa lacerante realidad. Al final sólo es posible actuar desde la firmeza de las convicciones democráticas. Ceder terreno o dialogar, directa o indirectamente, significaría que el Estado acepta sentarse con delincuentes. Todos nos escandaliza- ríamos si se hiciera lo mismo con traficantes de drogas, pederastas o mafiosos.
   Lo que suceda en Cataluña en las autonómicas tiene una gran trascendencia para la política española y no me refiero, por supuesto, al resultado de las generales. Lo realmente relevante es si ERC entra o no en el gobierno catalán. No importa si es con CiU o el PSC, porque significará que es decisiva para imponer un giro soberanista en la Generalitat. No pretendo demonizar al independentismo que representa ERC, que es democrático y nunca ha sido violento.
   El riesgo de una Generalitat controlada por los defensores del soberanismo se centra en el grado de confrontación a que llevaría las relaciones con el Estado. El pujolismo, como el dios Jano, siempre ha tenido dos cara. Una ha sido la colaboración y la moderación institucional mientras que la otra se ha caracterizado por el radicalismo nacionalista en las declaraciones y planteamientos. Pujol nunca ha planteado formalmente la reforma constitucional o estatutaria. En CiU han triunfado las tesis soberanistas, por lo que la presencia de ERC en la Generalitat daría paso a una confrontación pura y dura con el Estado. El Plan Ibarrreche es inquietante, pero algo similar desde Cataluña dibujaría un horizonte muy peligroso. La clave estará en que el resultado de Piqué permita que el PP vuelva a ser decisivo.